En el marco del Día del Médico, que fue el martes 3 de diciembre, La Mañana dialogó con el profesional de la salud Romero Bruno, quien dio su mirada acerca del rol actual de los médicos en la sociedad formoseña.

El especialista rescató los valores humanísticos y la vocación de los profesionales para afrontar los cambios en la práctica de la medicina y catalogó a la profesión como “un rol social que trata de aliviar los problemas que tiene la sociedad”.

“Fue cambiando en el tiempo, lo que no cambió fue la relación médico-paciente en lo que significa el deseo de cuidar, acompañar, aliviar dolores y sufrimiento, por eso en el médico debe existir siempre ese deseo de benevolencia que nació con la medicina”.

Además, recordó que la fecha se conmemora en honor al doctor Carlos Juan Finlay Barrés, que nació el 3 de diciembre de 1833 en Cuba. Barrés confirmó la teoría de que la propagación de la fiebre amarilla era a través del mosquito Aedes aegypti, hallazgo que evitó miles de muertes en América Latina y trascendió a nivel mundial.

También, Bruno analizó el impacto que tuvo en el ámbito laboral el avance tecnológico de los últimos 10 años. Resaltó las innovaciones y destacó la importancia de contar con estudios específicos mediante imágenes computarizadas y resonancias en alta definición, apoyados en la informática y destinado para el diagnóstico y los registros médicos.

Pero reconoció que estas nuevas tecnologías de la comunicación en la medicina distanció levemente la relación médico-paciente y para Romero, ese vínculo nunca se debe postergar o resignar.

“Cuando en algunos casos ocurre este alejamiento, es bueno recuperar los valores humanísticos de la profesión. Es dedicación y tiempo, sin resignar la consulta cara a cara y la atención médica asistencial”, propuso.

Y agregó: “El desafío de estos tiempos es interrogar al paciente y percibir lo que siente, más allá de que en muchos casos la misma persona te llegue pidiendo la medicación, porque ya pasó su consulta por el Doctor Google”.

Por otro lado, viró a nivel personal y narró cómo nació su decisión de ser médico.

“A los 14 años cuando mi padre se enfermó fue mi deseo de hacer algo para cambiar esta situación. Pasé por diferentes etapas en estos años. Y lo que me apasiona es la salud pública por eso estoy dedicado a esta tarea”, aseguró.

Por último, se refirió a la “frialdad” con la que deben manejarse los trabajadores de la salud y argumentó que algunas especialidades tienen mayor contacto con el dolor y sufrimiento.

“Los médicos que atendemos pacientes en los consultorios, guardias”, ejemplificó.

Y siguió: “Otras se alejan un poquito más, pero la vocación de poder ayudar siempre está presente. Somos seres humanos atendiendo humanos que necesitan y uno aporta conocimiento y capacidades humanas”.