En la jornada de hoy se recuerda el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. En ese contexto, La Mañana dialogó con Silvia Carranza, quien es una de las más de 5.600.000 personas con discapacidad en el país, se moviliza en silla de ruedas y es la primera mujer en presidir Cilsa.

Ésta es una organización no gubernamental que desde hace 53 años asiste a personas con discapacidad de todo el país, trabaja por su inclusión y en octubre estuvo en el interior provincial entregando sillas de ruedas y elementos ortopédicos a quienes lo necesitaban.

Ella tiene 65 años y una rica historia de vida, donde deja en evidencia que los obstáculos se pueden ir sorteando para cumplir con su meta: ser feliz, desarrollarse y ayudar a otros. En diálogo con La Mañana relató que su arribo a Cilsa fue hace casi 33 años, cuando se sumó al área de deportes como atleta de esta organización, que en ese momento nucleaba a parte de sus jugadoras en Santa Fe y Buenos Aires. “Luego ingresé a la ONG colaborando con la inserción de personas con discapacidad justamente al deporte y en otras acciones de concientización, dando charlas en las escuelas. Desde siempre, la tarea fue diversa”, arrancó diciendo.

Silvia practicaba básquet en silla de ruedas y llegó a integrar la selección nacional. A través de ello, viajó en 1990 a Venezuela para participar de los Panamericanos, y luego en el ’92 fue parte del equipo que disputó la participación argentina en los Juegos Panamericanos de Barcelona.

Accesibilidad y barreras

En otro tramo de la entrevista, valoró las leyes que existen a nivel país a favor de las personas con discapacidad, pero a la vez lamentó que “muchos hacen la vista gorda para ponerlas en práctica, porque no puede ser que una persona con discapacidad deba presentar un recurso de amparo ante su obra social porque no le entregan un elemento ortopédico que necesita, cuando es su derecho. No puede ser que aún hoy no contemos con rampas en condiciones, acceso a colectivos, a un baño adaptado en las confiterías o los bares. Que haya personas con discapacidad en diferentes puntos del país que aún no cuenten con el acceso a la salud, a la educación, a vivir con dignidad”.

Asimismo, remarcó la importancia de la presencia del Estado en estas cuestiones, ya que “no puede ser que vayamos a un edificio público y no tengamos rampas. Ahí mismo nos enfrentamos a la primera barrera que es la arquitectónica y después tenemos la actitudinal. Hemos crecido, pero claro, quizás no lo suficiente, porque uno espera más acompañamiento. Como persona con discapacidad lucho denodadamente por ello”, enfatizó.

Silvia Carranza ingresó a Cilsa y luego de unos años comenzó a formar parte de la comisión directiva. “Fui secretaria durante dos períodos, es decir, ocho años; un período vicepresidente, y ahora voy por mi segunda presidencia”, detalló a este matutino.

En 2011 obtuvo el Premio Bienal ALPI, “por superar con voluntad y fe las dificultades de la vida”. En 2014, recibió el “Premio Domingo F. Sarmiento”, la máxima distinción que otorga el Senado de la Nación. A fines de 2014, fue designada “Personalidad Destacada de los Derechos Humanos”, por el voto unánime de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y ese mismo año consiguió el Premio Pro-Liga Comportamiento Humano, reconocimiento que entrega la liga homónima.

“Desde Cilsa sostenemos que las personas con discapacidad pueden tener su desarrollo afectivo, sexual y emocional al igual que otra persona y luchamos por eso, para que se nos vea de igual a igual. Yo estuve casada, tuve un hijo, y me separé como cualquier otra persona; trabajé muchos años desde muy jovencita en la Municipalidad de San Martín. Es importante saber que si uno no se limita y sigue adelante, se puede lograr; claro que cuesta y no es fácil, pero se puede”, dijo, para agregar que “el destino de una persona no puede ser marcado por el lugar de nacimiento; todos tenemos que tener la misma igualdad de oportunidades en la vida. No puede ser que porque nazcas en el interior del país, porque naciste en un lugar carenciado o porque tengas una discapacidad no tengas acceso a la salud, a la educación, al trabajo, a la vida afectiva misma”.

Y cerró diciendo: “La felicidad no es un destino, es la actitud con la que viajamos por la vida, entonces debemos estar pensando en ello porque nuestra meta en la vida es vivir bien, tener dignidad, libertad y ser felices y tenemos que tratar de hacerlo”.