Por Florencia Zanello

El sábado 23 de noviembre se llevó a cabo el Festival UALOQ, a cargo de la Asociación de Mujeres, Disidentes y Originarias Trabajadoras de la Música de Formosa en un contexto donde las músicas están más visibles y organizadas que nunca.

Unos días antes de que realicen su primer festival como organización, se aprobó en el Congreso la ley que dispone un 30% de mujeres en las grillas de todos los escenarios del país. Incluido Formosa. El viernes, se conmemoró el Día de la Música, una fecha católica que las pibas supieron resignificar y lo celebran como un día de lucha.

Con esa energía llegaron al primer festival que estuvo íntegramente conformado por mujeres: en los talleres, en los escenarios, en las feriantes, en las organizadoras. Pisaron el embrague y metieron cuarta.

Se llamó UALOQ porque en lengua qom significa algodón y representa al trabajo, símbolo que las identifica a la perfección a las mujeres, disidentes y originarias que laburan todos los días para que los escenarios sean lugares inclusivos, equitativos y justos.

Paola Bareiro fue una de las organizadoras e integra la asociación. Charló con Cronopio y sostuvo que el festival “nació de la necesidad de poder visibilizarnos como mujeres trabajadoras de la música de Formosa”.

“Elegimos este espacio porque es una forma de empezar a jerarquizar esto del cupo que ya es ley y que es lo que nos motiva a seguir fortaleciendo y produciendo para la autogestión y seguir generando otros lugares”, explicó.

Hubo tres talleres que arrancaron desde las 17 horas: derecho de autor, comunicación con perspectiva de género aplicada a la música y fusión de la cinematografía con la música.

Respecto a esta última, Día González, la disertante a cargo, contó que iba enfocada a las estrategias para generar contenido audiovisual trabajando en conjunto con bandas, el rol de los productores y también las dificultades con las que se pueden encontrar al momento de llevarlo a cabo.

“Ver las cuestiones con las que tuve que lidiar y compartir las respuestas que yo encontré, cómo obtener el permiso de música para proyectar en distintos lugares del mundo, y también el funcionamiento de las redes como yo lo utilizo como herramientas, las estrategias que se pueden aplicar, trabajar a través de WhatsApp, por ejemplo”, argumentó.

Respecto a la charla de comunicación, Lisa Jara, integrante del Frente de Comunicadoras de Formosa y encargada de llevar adelante el taller, indicó que se refirió a la comunicación como derecho, “dando a entender que cuando hablamos de comunicación no sólo hablamos de medios”. Y desde ese lugar problematizar las imágenes, estética, letras de canciones, poner ejemplos de las formas de violencia o representaciones, los estereotipos que hay en la música y poner en foco estas nuevas formas de otras artistas que también están apostando.

Trabajaron con ejemplos de tapas de discos en los cuales está cosificada la mujer, no sólo en álbumes de hombres, sino también cuando ellas mismas son las artistas de las letras de canciones, que aparte de ser violentas y misóginas también siempre se dirigen a un hombre.

“Y cómo las mujeres no pueden salir de esos lugares comunes para poder ser conocidas, de la estética que tienen para estar en los escenarios, que tienen que estar hipersexualizadas. Básicamente, en la forma en que entendemos la música en su totalidad y que es un lugar donde hay que deconstruir”, resumió Lisa.

Luego, el público viró para el patio descampado de Los Iglús, el predio que está en la esquina de Corrientes y San Martín, el de las canchas de fútbol y arena. Ahí, montaron un escenario por donde pasaron 17 números artísticos.

Todas pibas, en grupos y solistas, de capital y el interior, nuevas en la escena o con gran trayectoria como Débora Raiter.

También, hubo una invitada especial directa desde Paraguay: Lucero Sarambí, que se copó con la movida y prometió volver con más artistas del país hermano.

Otro número destacado fue un grupo de mujeres wichís que se hacen llamar Estrella y subieron a la tarima con la bandera wiphala en el pecho.

Y el cierre estuvo a cargo de la banda que marcó un antes y un después en la historia de las pibas que se animaron al terreno hostil y machista de hacer música hardcore: las Yucca.

Además, tres dj’s mujeres pasaron música en los intervalos de banda y para animar al público a mover un poco el cuerpo.

Estas expresiones artísticas convivieron con las más de treinta feriantes que rodearon la cancha de fútbol: ropas, comidas, libros, plantas, artesanías, productos cosméticos, tazas y vasos, jugos, calcos, cuadernos y hasta una tatuadora.

El microemprendimiento feminista para apalear la crisis también tuvo lugar en UALOQ.

“Para organizar, tuvimos el apoyo de la Municipalidad y la gestión de Matías Toloza, también del Ministerio de Cultura y Educación”, contó Paola.

Y aseguró que la idea es fomentar las actividades desde la Asociación para hacer cumplir la ley de cupo como uno de los principales objetivos. Pero también darles más visibilidad a las chicas, que son un montón y que “todas unidas sirve más que si hacemos cosas separadas”.

El Festival UALOQ llegó para quedarse y marcar tendencia en el ambiente musical formoseño. Más allá de los derechos y las leyes obtenidas con los años de lucha, las mujeres, disidencias y originarias trabajadoras de la música de Formosa están organizadas y no piensan dar un paso atrás.

¡Salud por eso!