De visita en los estudios de Radio Viva y ante la mesa periodística de La Mañana en Vivo, la primera Licenciada en Enfermería trans de Formosa, Paulina Cristaldo Gómez, contó cómo se ganó su espacio profesional para trabajar en el área de salud y la docencia ante un contexto de adversidades. Con un mensaje de aceptación e integración, valoró el legado de su madre, reivindicó la formación académica como herramienta de superación y reconoció que la mayor discriminación sufrió en su principal fuente laboral, la Universidad Nacional de Formosa.
Mencionó, que pese a sus 20 años de servicio en la docencia de la UNAF, y contar con los títulos de Licenciada en Enfermería, Técnica en Química con especializaciones en Laboratorio y formación adicional en estimulación temprana, más cinco posgrados, todavía en la Universidad tiene dedicación simple, una categoría en el escalafón con el sueldo más bajo del plantel de profesionales.
“Estoy escribiendo el libro “20 años en la Universidad no es nada”, donde cuento muchos secretos que saldrán a la luz después de que me jubile”, manifestó Paulina luego de revelar que pese a los grandes avances en la aceptación a las distintas manifestaciones homosexuales en el país, aún quedan resabios de conductas discriminatorias, principalmente en instituciones públicas.
“Por mi personalidad y gracias a la educación que recibí de mi familia, y principalmente por el legado de mi madre, que fue la primera que me ayudó a aceptarme en un momento de confusión, las manifestaciones de discriminación no me afectan. Si me miran de costadito tengo la suficiente capacidad y fortaleza para que no me importe. Soy segura de mí misma porque la primera que me discriminé fui yo, me preparé para aceptarme y en este proceso mi madre que ya no está, cumplió un rol fundamental”, señaló la docente.
En este terreno de adversidades, Paulina contó que nunca sintió discriminación por parte de sus compañeros de estudios y amigos, sino que las diferencias aparecieron desde un sector que no esperaba: “Lo empecé a ver cuando entré a trabajar en la Universidad, hace 20 años atrás, de mis propios colegas, entre profesoras y profesores. Incluso, hasta ahora hay docentes que se toman sus 15 minutos de clase para tocar sobre mi identidad y hablar de mi sexualidad. No me molesta para nada, miro al frente y no me detengo a escuchar a los demás. Acá no se trata de caerles bien a todos, se trata de aceptarse y valorarse, formarse y enfrentar a estructuras sociales que por suerte, van cambiando”, agregó.