¿Te gustaría disfrutar de una larga vida con óptima salud? Si tu respuesta es afirmativa, entonces necesitás aprender a decir que “no”. No a personas y a situaciones. Mucha gente dice que sí, cuando en el fondo desea decir que no. Por lo general, esto se debe a un profundo temor a ser rechazados y dejados de lado.
A continuación comparto una lista de cuatro de las cosas a las que haríamos bien en decirles que NO:
¿Qué significa idealizar? Colocar al otro en una posición superior. En palabras sencillas, sentirnos menos que el otro. Cuando tomamos esa actitud frente a alguien, nos volvemos vulnerables y un blanco perfecto de la gente maltratadora. Es bueno saber que conectamos con otra persona de igual a igual, sea cual sea su lugar (ya que todos tenemos fortalezas y debilidades). Pero quien se cree más que los demás actúa con soberbia; y quien se cree menos que los demás demuestra baja estima y corre el riesgo de ser lastimado. Como seres humanos, todos somos iguales y merecemos respeto y consideración.
- No a reaccionar mal cuando nos hieren
Aunque no nos demos cuenta, algunos hablan o actúan con el fin deliberado de lastimar a otros y llevarlos a reaccionar mal. La psicología considera individuos tóxicos a aquellas personas que:
-Se ofenden fácilmente.
-Tiran una piedra (para dañar) y huyen.
-Triangulan (crean situaciones negativas entre tres personas).
-Exhiben rasgos psicópatas.
¿Querés ser de verdad libre? Te hagan lo que te hagan, no reacciones negativamente.
- No a tener altas expectativas sobre el otro
No esperar nada de nadie lejos de ser una actitud negativa es una actitud que nos protege porque nos ayuda a no acabar frustrados frente a las acciones de la gente. Lo cierto es que todos podemos frustrar a alguien en algún momento, por lo que no deberíamos sorprendernos cuando alguien lo hace con nosotros. Nadie es perfecto.
No es bueno compararse con los demás pero tampoco permitir que otros nos comparen. Todos, a nuestra manera, somos únicos e irrepetibles. Alguien que en la niñez ha sido comparado con sus propios hermanos o con otros chicos por sus padres, casi siempre, luego desarrolla problemas de baja autoestima. En lugar de compararnos deberíamos procurar nuestra mejor versión.
- No a sentirnos una víctima
Cada ser humano sobre la faz de la tierra tiene el control absoluto de sus pensamientos y sus emociones. Aunque a veces creamos que “el otro me hizo enojar… el otro me hizo equivocar… el otro fue una mala influencia para mí”. Nadie nos obliga a pensar ni a sentir ni a actuar. Pero cuando le cedemos ese poder a otros nos transformamos en víctimas de la gente y de las circunstancias. No nacimos para ser víctimas sino victoriosos.
Digámosle “no” a todo lo que nos hace mal. Si no es posible mantener distancia de alguien, siempre podemos fijar límites claros. Pero quien suelta un no a tiempo camina libre de mochilas prestadas sin temor a ser rechazado.