En un lapso de 15 años, las tasas ajustadas de mortalidad cardiovascular de origen coronario se redujeron un 30% entre los argentinos. Pero esa alentadora disminución fue opacada, en parte, por un exceso de fallecimientos por factores de riesgo como la diabetes, la obesidad y el sedentarismo.
"Se previnieron muchas muertes, pero se pudieron haber prevenido muchas más", dicen la epidemióloga Jimena Vicens y el cardiólogo Walter Masson, ambos del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Ellos fueron co-autores del estudio IMPACT, realizado junto a especialistas de la Sociedad Argentina de Cardiología, de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) y del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación.
Consistió en un modelo epidemiológico que analizó las causas de muertes por enfermedad coronaria de argentinos mayores de 25 años ocurridas en dos puntos en el tiempo: los años 1995 y 2010. Es la primera vez que se hace en Latinoamérica.
La disminución de la prevalencia de tabaco explicó un 6,8% de las muertes prevenidas o pospuestas (Archivo).
Fue publicado en la revista de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Y las conclusiones serán presentadas en el 45° Congreso Argentino de Cardiología que se hará del 17 al 19 de octubre en Buenos Aires.
Según sus resultados, entre 1995 y 2010, la tasa de mortalidad por cardiopatía isquémica en mayores de 25 años descendió de 121 a 85 cada 100 mil habitantes. Eso representó una disminución del 30% y, en valores absolutos, significó una reducción de 8.500 muertes prevenidas o pospuestas.
Esta baja se debe, en un 50%, a los cambios en los tratamientos, incluida la mejora en los niveles de diagnóstico, la introducción de nuevos fármacos, y el desarrollo de mejores procedimientos quirúrgicos.