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Sillitas insuficientes



Cada día se hacen más ostensibles en la Argentina las carencias educativas. Una de ellas tiene que ver con la disponibilidad de sillitas, en los jardines públicos de gestión estatal, para niños de cuatro años. Las dificultades en este sentido afloran en octubre, que es cuando se abren las preinscripciones, y en Formosa no pasan desapercibidas.

Muy lejos de aquella promesa del exministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, de construir 3.000 nuevas salas de jardín de infantes en todo el país, las vacantes escasean y miles de padres deambulan de un lugar a otro buscando insertar a sus pequeños hijos en el sistema educativo.

“Cuanto antes se integren los chicos al sistema escolar, más fácil se hace el aprendizaje, por eso vamos a impulsar por ley el ingreso a partir de los 3 años, decía el actual senador de Cambiemos en enero de 2016, y aclaraba que “la idea es buscar una educación inicial de calidad, no una guardería para chicos”. Por entonces, Bullrich recorría las provincias reuniéndose con las autoridades educativas de cada distrito para establecer una “agenda de prioridades”.

A casi cuatro años de aquel anuncio -que ya veía de la campaña de 2015- la conclusión es que la construcción de nuevas salitas de educación inicial no entró en esa “agenda de prioridades”; no, al menos, en la magnitud prometida. El mes en curso hizo que aflorara el enorme déficit en la materia, particularmente en lo que hace al nivel de cuatro años.

La Mañana ha recogido en los últimos días numerosos testimonios de padres de niños y niñas que reciben con preocupación comentarios -algunos provenientes inclusive de directivos o docentes del Nivel Inicial- en el sentido de que “el año que viene no se abrirían en Formosa salas de cuatro años” en los jardines de gestión estatal; o del tipo “la prioridad son las salitas de cinco años, y sólo si quedan sillas disponibles se inscribirá a alumnos de cuatro”.

De nada sirve que el Estado promueva nuevos derechos si no cuenta con los recursos necesarios para hacerlos efectivos y no puede cumplir los generosos plazos que se da a sí mismo. Por ejemplo, algunas provincias han establecido hace ya un tiempo la escolarización obligatoria a partir de los tres años, o han estipulado plazos para la construcción de salas de cuatro años. Prácticamente, ninguna cumplió, al igual que la Nación. Y esta es una importante deuda social, ya que la situación demográfica en muchas ciudades y regiones del territorio nacional se modifica de modo sustancial cada año, haciendo que suba la demanda educativa, sobre todo, en los jardines de infantes.

La dramática carencia de plazas en el Nivel Inicial no debería ser atribuida a la crisis económica ni mucho menos al crecimiento poblacional. Las autoridades del área, tanto en el orden nacional como provincial, deberían estar preparadas para afrontar los desafíos coyunturales. Porque la educación no es un gasto, ¡es una inversión! De ahí que satisfacer la nueva y acaso creciente demanda de salas para jardineritos requerirá nuevos estudios y la consiguiente reformulación de los planes que no llegaron a concretarse oportunamente.



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