No fue fácil en la segunda mitad del siglo XX defender el placer de leer por sí mismo, sin notas al pie, sin metatexto, sin resentimiento; el crítico estadounidense lo hizo... y fue un placer leerlo
Defendió el placer de leer por leer y de leer en orden. Firme defensor de la existencia de un canon occidental de obras literarias abrumadoramente dominado por los escritores anglosajones, se enfrentó con ardor a todos aquellos que, entendía, pretendían subordinar la literatura a su agenda política, ya fuera desde los estudios culturales, de género, raza y otras sobredeterminaciones. Harold Bloom, el último gran crítico literario, ha muerto hoy en New Haven a los 89 años. El autor de ensayos esenciales como 'El canon occidental' o 'Cómo leer y por qué', y de conceptos determinantes como el de la ansiedad de la influencia, fue un académico muy popular, pródigo en bestsellers de ambiciones irrefrenables. Su esposa, Jeanne Bloom confirmó hoy su muerte y añadió que el viejo profesor había impartido su última clase en la Universidad de Yale el pasado jueves.
El conocido cómo 'crítico literario más famoso de América' fue también el más heterodoxo y vivió enfrentado a las sucesivas modas literarias que se enseñorearon en las facultades estadounidenses en el último medio siglo y que él agrupó en un único pelotón bautizado como 'la escuela del resentimiento'. Frente a esas sucesivas oleadas de marxistas, multiculturalistas y estudiosos del género que tornaban algo tan proteico y vivo como la literatura en cambo abonado al victimismo perpetuo y al aburrimiento, Bloom se batió en sus obras por el goce de leer encarnado en tres referencias universales: Chaucer, Kafka y, sobre todos ellos, Shakespeare.
Bloom nació en el Bronx en 1930, cursó estudios en Cornell y Yale y en esta última Universidad ejerció como docente desde 1955. Prolífico escritor de una veintena de libros y de centenares de artículos, la fama le llegó -junto a la polémica- en 1994 al publicar su obra más difundida, 'El canon occidental', donde enumeraba un puñado de escritores occidentales esenciales a la contra del entonces canon académico dominante en EEUU.
Fuente: https://www.elconfidencial.com