El ombudsman provincial, José Leonardo Gialluca, consideró que en principio “no tendríamos por qué inquietarnos y dejar que estas celebraciones por la primavera y el Día del Estudiante permitan una sana excusa para que los adolescentes se diviertan”.
Sin embargo, dijo que “lo que ocurre es que con el correr de los años, las costumbres juveniles han cambiado, y en la actualidad, tanto en forma individual como colectiva, en espacios públicos, privados o semiprivados, los jóvenes en general -porque no podemos decir que todos lo hacen- se reúnen para alcoholizarse, ingerir mezclas fuertemente peligrosas de energizantes con alcohol y hasta con psicotrópicos, producir ruidos molestos, a pesar de los controles municipales y de las fuerzas de seguridad de la provincia”.
“Por ello –añadió-, estas fechas suelen ser fatales e institucionalmente pedimos a los padres, a los jóvenes y a todos los integrantes de nuestra sociedad, que los festejos se desarrollen dentro de las responsabilidades que cada uno de nosotros debe tener, para cuidar nuestra propia vida y también la de los demás, que muchas veces terminan sesgadas por acciones altamente imprudentes”.
Sostuvo que “lo ideal es pasar buenos momentos y para ello no se necesita imprescindiblemente beber alcohol en exceso y -menos aun- drogarse o sumergirse a lagunas o riachos o ríos, pues ahí las cosas pueden terminar muy mal. Tampoco es aconsejable llegar a los “escraches” mediante las redes sociales u organizar, “fiestas privadas donde el descontrol es lo que siempre termina imponiéndose”.
Gialluca agregó que “hay padres que facilitan las previas (encuentros para tomar o fumar antes de ir a bailar), bajo el pretexto de que prefieren que sus hijos consuman en la casa y no en la calle, buena calidad de alcohol o por razones económicas. Entonces, más allá de las libertades y derechos que cada uno posee, no debemos olvidarnos de nuestras obligaciones; y en ese plano, lo ideal y más sano es que los jóvenes festejen estos días sin dejarse llevar, por negocios, servicios, boliches, promociones engañosas o personas físicas o jurídicas que lucran muy bien con estos festejos y a los que no les interesa para nada la integridad psicofísica de nuestros niños o adolescentes”, concluyó.