Dicen que la experiencia es la mejor maestra. Será por eso que a Victoria Vannucci se la ve cambiada, distinta, distante. Quien supo ser verborrágica y ostentosa hoy se muestra como una persona más serena e introspectiva. Llegó al país sorpresivamente y casi no dio declaraciones. “No hablo mucho hoy en día. Hemos cambiado”, dijo escuetamente en su breve estadía en Buenos Aires. Pero aquella frase alcanzó para leer la palabra que con tinta reposa sobre su hombro: Aware, que significa conciente. Algo que -aparentemente- coincide con su estilo de vida actual.
La ex tenista llegó al país por apenas dos días para reencontrarse y reconciliarse con su familia y para reunirse con la abogada Ana Rosenfeld, quien se ocupa de su divorcio de Matías Garfunkel y de la correspondiente división de bienes.
VICTORIA Y SU NUEVA VIDA EN UN TATOO.
Recordemos que en 2016 Victoria abandonó el país junto al empresario (quien por entonces era su marido) y a sus hijos, Indiana (6) y Jorge Napoleón (4) después que él fuera procesado por evasión de impuestos y que salieran a la luz escandalosas imágenes que los mostraba en un safari por África posando junto a los animales cazados. Se radicaron en Estados Unidos y allí sobrevino el divorcio.
Hoy, envuelta en fuertes rumores de romance con un poderoso empresario cinematográfico mexicano, la modelo exempresaria llegó al país y se la vio completamente distinta.
Alla lejos
Se sabe que vive en California con sus hijos, que es vegana, que comsume lo que produce en su propia huerta y que se dedica al yoga y a la meditación, práctica que la ayudó con los ataques de pánico que la asaltaron durante los meses previos a la separación.
“Estoy muy bien, más tranqui. Adaptándome a mi nueva vida en California. Mis hijos muy bien también”, fueron algunas de las palabras que esta nueva Victoria le regaló a la prensa.