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Cómo viven 7 mil personas en un barrio de 1.441 departamentos

El Guadalupe, un barrio con un diseño arquitectónico al que nunca lograron adecuarse sus habitantes. Hoy, 37 años después de la adjudicación y entrega de estos departamentos, experimenta un cambio radical en su fisonomía que busca, además, regularizar la situación dominial de los vecinos



Doce manzanas, casi dos hectáreas ubicadas hace más de treinta años en la periferia de la ciudad se encuentran hoy en un lugar de privilegio. Rodeadas de avenidas, con todos los servicios además de escuelas de Nivel Primario y Secundario, a escasas cuadras del denominado Polo Sanitario, frente al estadio Cincuentenario y en cercanías de la Terminal de Omnibus y la Universidad, el gigante del Guadalupe tenía dos alternativas: continuar en el abandono en que se encontraba camino al derrumbe y desaparición o reflorecer.

Las causas que llevaron a este barrio a su deterioro fueron muchas. Entre ellas, un diseño que nada tenía que ver con la idiosincrasia de sus adjudicatarios, para quienes los departamentos constituyeron una solución inmediata a su necesidad habitacional, pero sin conciencia sobre lo que es vivir en propiedad horizontal, donde hay espacios propios pero también otros comunes a todos.

A esto, se sumó un sector de torres sin concluir que fue habitado por “okupas” una de las tantas veces que las aguas del río Paraguay avanzaron sobre los asentamientos bajos. Otro tema fueron las construcciones irregulares que se levantaron en todo espacio libre que pudo advertirse, como así también la venta y reventa de manera ilegal de los departamentos.

El tiempo pasó, no hubo mantenimiento por parte de los adjudicatarios u ocupantes ni por el IPV. El recupero por parte del organismo de la vivienda nunca se dio.

Simultáneamente, las escaleras se deterioraron, el sistema de desagües cloacales colapsó, las conexiones eléctricas legales y clandestinas pusieron muchas veces en riesgo la vida de las personas. Los pasillos se convirtieron en tierra de nadie, donde la oscuridad fue aliada de la inseguridad.

Actualmente, más de 7 mil familias viven o conviven en 1.441 departamentos de uno, dos y tres habitaciones. Su aspecto de abandono y deterioro dejaba a las autoridades sólo dos caminos: la relocalización de los ocupantes y reutilización del espacio o su acondicionamiento a nuevo. La opción elegida fue la segunda y así dio paso el proyecto “Guadalupe florece”, de intervención estatal que tiene tres ejes: regularización dominial, mejoramiento físico del barrio y su fortalecimiento.

El primer paso fue establecer una oficina del IPV en el centro comercial del barrio, de atención de quejas y esclarecimiento de dudas de los vecinos. El segundo se dio este año, cuando se llamó a licitación para una serie de obras de carácter urgente que tienen que ver con la puesta en servicio de la cañería colectora de cloacas, sobre la calle Corrientes, que estaba colapsada. Así lo describió a La Mañana el interventor del IPV, Marcelo Ugelli, quien precisó que la mayor intervención se está dando en el sector de la Antártida Argentina y la avenida Néstor Kirchner, donde se recuperó un amplio espacio público.

Además, se interviene hacia el interior del barrio, donde había escaleras núcleo que estaban en situación crítica, de ruina total en algunos casos y en otros faltaban escalones y había barandas rotas debido a los distintos tipos de uso como a su orientación.

El ingeniero Ugelli describió que el barrio está conformado por tres manzanas grandes, cada una de las cuales alberga cuatro manzanas, es decir casi dos hectáreas, con una conformación en torre y un grado de inclusión de espacios públicos y comunes bastante grande.

Los trabajos se iniciaron en el sector de la Antártida Argentina, en unos 50 metros donde el objetivo es ordenar este espacio público que estaba preparado no para agrandar departamentos o cocheras, sino para depósitos y negocios. “El hecho de estar en permanente tránsito de automotores, impide que los chicos puedan jugar libremente o tengan que estar permanentemente atentos. Donde antes había garitas, depósito de todo tipo de basura y desperdicios, se están construyendo cocheras a partir de un registro elaborado previamente de los vecinos que cuentan con vehículos”, detalló el funcionario.

Destacó que se trata de un barrio donde no estaba contemplado que tengan vehículos, en su diseño original; mucho menos dos autos, como ocurre con los habitantes de un mismo departamento en algunos casos puntuales.

Ahora, se busca garantizar un buen sistema de circulación, único, que pueda posibilitar a la gente el disfrute de un espacio en su propio barrio, con alguna oferta nueva para locales comerciales y la relocalización de los pequeños comerciantes que monopolizaron el espacio de todos.

En cuanto al plazo de culminación de esta primera etapa, Ugelli estimó que será en seis o siete meses, registrándose avances de una obra que necesita de mucha provisión estética y reordenamiento, por la construcción de cocheras, la definición de los lugares por donde van a circular los autos y motos, y la provisión de mobiliario urbano, es decir un conjunto de infraestructura que le dará el nombre de “Guadalupe Florece”.

Títulos de propiedad

Consultado respecto a la situación de los habitantes del Guadalupe en torno a la titularidad o no de los departamentos, Ugelli indicó que algunos son adjudicatarios, otros ocupantes que compraron a su vez de otros ocupantes. “Un alto porcentaje no es el adjudicatario original. Debemos tener en cuenta que las familias se desarman, hay migraciones, fallecimientos y distintas oportunidades laborales que hace que se tengan que trasladar a otros lugares de ciudad”.

Ante esta particular situación, aseguró que se está trabajando caso por caso para que puedan retomar el pago de las viviendas, cancelar la deuda y acceder al título de propiedad. Se trata de 1.441 unidades habitaciones ocupadas actualmente por entre 4 a 5 miembros cada una, lo que hace una población de entre 7 y 8 mil personas.

Espacios propios y comunes

Resaltó que el barrio presentaba tres grandes problemas sobre los que se tuvo que trabajar antes de iniciar el proyecto: la propiedad horizontal fue uno de ellos, al ser una forma de convivencia que tiene que tener la gente, donde hay espacios propios y espacios comunes sobre los cuales hay responsabilidades compartidas.

En este caso en particular, el fortalecimiento comunitario es diferente al que se da en otros barrios de viviendas.

¿Qué es la propiedad horizontal? Se llama “propiedad horizontal” a los pisos o departamentos de un edificio, pertenecientes a diversos dueños.

El régimen de propiedad horizontal establece las normas que regulan los edificios de departamentos por pisos, en el que existen partes propias y partes comunes.

¿Qué son las partes propias? Cada uno de los departamentos o pisos son de propiedad de su dueño o adjudicatario en este caso.

¿Qué son las partes comunes? El resto del edificio que no es de propiedad exclusiva. Por ejemplo: escaleras, pasillos.



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