* Yamile González

La escritora Cristina Wargon reedita sus tres libros: “El descabellado oficio de ser mujer”, “Oíd mujeres el grito sagrado” y “Mujeres por la mitad de la vida”, como ella misma los define: una mirada del ser mujer desde alguien que vivió (y lo sigue haciendo) el patriarcado. Feminista desde temprana edad, discute con el nuevo movimiento de mujeres, se interpela sobre qué quiere construir el feminismo y advierte sobre la posibilidad de caer en aquello que critica.

Sus libros fueron grandes éxitos en la década del 90 y poseen una mirada de la mujer con sentido del humor: “A las mujeres les interesa porque abarca el universo de las mujeres: desde ¿qué es tener niño? o ¿tener un marido? o ¿qué es ser cornuda? o ¿qué es poner los cuernos?, ¿qué pasa cuando te dejan?, o ¿cuándo te histeriquean, te buscan y después te ignoran? Toda la problemática de la mujer”. “Son libros de humor sobre la mujer y pintan el universo de la mujer con humor”, los define.

Consultada sobre la posibilidad de que lo que escribió hace 20 años perdiera vigencia en un mundo en constante cambio como el que nos toca vivir, considera: “Estamos, y no lo desconozco, en medio de una gran revolución, la revolución de las mujeres que intentan tomar su lugar. Esta es la tercera, si hubiéramos quemado todos los libros que dieron origen a esa revolución, estaríamos en problemas, porque yo pinto el patriarcado, pero con humor”.

En esta misma línea continúa: “El patriarcado todavía está vigente en muchos lados, sobre todo en el interior, que somos más conservadores. Son un relato del patriarcado visto desde el punto de vista de una persona que lo vivió. Si el feminismo nuevo ha decidido por ejemplo, quemar ‘El Principito’ y hacer ‘La Principita’, por supuesto que mis libros van a tener problemas, pero no creo que lleguen a tanto, porque las mujeres tenemos la astucia de ir sumando. Aunque sean libros del 90”.

Asegura que siempre se pronunció sobre temas urticantes socialmente y que se hizo feminista “cuando descubrí que mi hermano -solamente- por tener 10 cm de más en su cuerpo tenía todo el mundo a su disposición y a mí, que me faltaban esos 10 cm, me dejaban jugando con muñecas. Ahí empecé a descubrir que el mundo es muy injusto para las mujeres. Pero no es un libro de protesta, es un libro para que te rías”.

Un proceso

de transición

Cristina reconoce el gran desafío de las mujeres en la actualidad, luchando para derribar un orden constituido: “Pero mi pregunta al feminismo y una pregunta que me hago yo misma es: ¿Con qué lo vamos a reemplazar? Porque si lo vamos a reemplazar con un machismo al revés, es decir con un feminismo con los mismos vicios que tenía el machismo, yo, la verdad, me bajo. Ahora si las mujeres estamos en condiciones de proponer algo mejor, más humano, más justo, más tierno...”.

“No creo en la idea de matarlos a todos o que ellos nos maten a todas. Creo que tenemos que convivir, porque somos complementarios. Saber contra qué estamos en contra es muy fácil, pero saber qué queremos construir es la gran pregunta que tiene el feminismo ahora. Aún no hay respuesta general. Es un movimiento que se está desarrollando en plena transición”, concluye.