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“Palabrereando” con Humberto Hauff



Por Washington

El ciclo “Palabrerío” de la Biblioteca Popular “Santiago Renevot” sigue recibiendo cada miércoles visitas de lujo, hacedores de la cultura del ámbito local que se acercan para compartir una tarde de lectura y charla a fondo con la comunidad del barrio San Juan Bautista.

En esta oportunidad, se contó con la presencia del escritor y docente Humberto Hauff, quien agradeció profundamente la invitación y se mostró muy congraciado con la existencia de este tipo de espacios: “Qué bueno que tengan un lugar como este, es muy bueno. A mí me gusta eso de trabajar con las bibliotecas, porque cuando era profesor de una escuela secundaria en el interior de la provincia, en Palma Sola, creé una biblioteca popular dentro de la institución. Todavía existe y se llama ‘Julio Cortázar’”.

Luego de compartir una serie de textos de su autoría con los chicos, les confesó que su literatura no es exclusivamente infantil, sino que apunta a un público universal: “Alguna vez intenté hacer literatura infantil, pero no pude”. De todas maneras, les recomendó a los presentes tener un tratamiento íntimo con el libro como objeto cultural, de cualquier índole: “A los libros hay que agarrarlos, mirarlos bien, de manera que no nos olvidemos más de su tapa, de su forma, de su tamaño. Cuando yo era chico, a mí me gustaba el olor de los libros, el olor al papel, a la tinta. Hay que tocarlos, manosearlos bien. Y después tratar de descubrir qué dicen”.

Además, obsequió al catálogo de la biblioteca numerosos ejemplares de su autoría, como “La esfera sin ejes”, “El cielo retrovisor”, “Poemas de Anselmo” y “Las cosas azules” (poesía); “Los milagros del rocío” (cuento); y “Como si todo fuera poco” y “La tradición del tercer difunto” (novela).

En cuanto a su concepción personal acerca de la literatura, aseguró que “ésta siempre cuenta cosas feas. La literatura con final feliz está muy bien, porque es lo que el lector siempre espera. En las novelas con finales felices siempre hay éxito entre los lectores, porque siempre esperamos que las cosas mejoren. Lo que pasa es que a veces los escritores tratamos de caminar hacia otro rumbo. Y arruinamos todo, destruyendo a los personajes, matándolos… A Orlando Van Bredam, cuando yo era adolescente y él era mi profesor, lo escuché decir que ‘en la literatura, una historia feliz no es interesante’. Imaginen, por ejemplo, una pareja que es feliz. ¿Qué se podría contar de esa pareja? No se puede decir nada. Entonces las historias felices no sirven para la literatura, porque ella se alimenta de los conflictos y de los dramas de las personas. Si hay un final feliz, antes los personajes pasaron por muchos problemas”, planteó.

Sus inicios como escritor también despertaron inquietud entre los más pequeños y los temas y cuestiones que le despiertan inspiración, a lo que Hauff respondió: “En realidad, no hubo un momento de mi vida en que yo dije: ‘Quiero ser escritor’, sino que a medida que uno va creciendo y va encontrando las cosas que le interesan y le gustaría hacer, uno de pronto hace lo posible por dedicarse a eso. Mi primer libro lo edité a los 24 años, más o menos”. Y les aconsejó: “Hacer lo que a uno le gusta. Siempre tienen que pensar en eso, pensar en qué les gustaría hacer cuando sean grandes. Entonces van a saber qué tienen que estudiar o cómo se tienen que preparar para eso. Hay muchos temas que me inspiran. Hay algunos poemas que escribí cuando estaba enamorado; otros, cuando estaba triste; escribí algún cuento después de haber tenido un sueño de terror; los temas de mis novelas son variados, hay de todo un poco; algunos nacen de la realidad”.

Y en este sentido, acerca de la realidad y ficción, confesó: “Para mí, todo los géneros literarios y todos sus subgéneros son ficción. Para mí, la biografía es ficción. Y la ficción es una versión de la realidad. Es decir, no se puede evitar el estilo o la impronta de quien escribe o investiga. Por más que intente ser riguroso con lo que va a contar, no se puede evitar la subjetividad. Yo imagino que por más rigurosa que sea una investigación, nunca la historia puede ser contada tal como ocurrió. Entonces es ficción. Y cuando uno escribe ficción, busca historias de las que ha escuchado o las ha vivido. No se inventa todo. Siempre hay algo basado en la realidad”.

En cuanto a su relación con los distintos géneros literarios que aborda a la hora de crear, sostuvo: “Yo tengo varias novelas. La primera de ellas la escribí como un desafío porque escribir una novela es un trabajo de largo aliento. Requiere mucho trabajo y mucha concentración, porque uno no escribe en cuatro o cinco días seguidos sino cuando tiene tiempo o a lo largo de cierta cantidad de meses o años. Y cuando uno retoma el texto después de cierto tiempo, tiene que volver a revisarlo todo, para estar informado de qué dijo y qué es lo que va a decir ahora sobre la historia que ha imaginado. Es un trabajo muy arduo. Yo empecé a escribir novelas porque me pareció que era un desafío. Y entonces surgieron. El cuento es un poco más sencillo, al menos en mi caso. Creo uno puede escribirlo de un tirón y luego dedicarle tiempo para corregir, arreglar, quitar cosas. Pero espontáneamente, lo que a mí más me gusta y más me satisface es escribir poemas. Y eso es algo que me sale naturalmente, por una necesidad. Yo escribo una novela cuando me propongo escribirla; un poema yo no me lo propongo: un día tengo ganas de escribir algo y lo escribo. Yo ando con cuadernitos siempre, donde voy registrando cosas… palabras extrañas, frases, dichos… Yo escribo poemas todo el tiempo, en todos lados. Y de pronto, me siento una vez cada dos años, hago un depurado de todo eso y queda algo para publicar”.

Los integrantes de la Biblioteca reiteraron su invitación a toda la comunidad formoseña para compartir espacios de integración y articulación con los diferentes actores sociales. Y en este sentido, dieron cuenta también del Taller de Teatro Comunitario los días sábados, en articulación con el Instituto Nacional del Teatro; y otro espacio sobre Educación Sexual Integral, junto al Colectivo Ñande Cuera. Además, la psicopedagoga Adriana Helbling confirmó las clases de Folklore, los martes a las 18.30 horas, con el profesor Fernando Vera, de la mano del Centro Municipal de Artes.



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