Clorinda, con 82 años y a pesar de su difícil historia, tiene motivos para sonreírle a la vida. Después de vivir en situación de calle estos últimos años, a mediados de junio ingresó a la Residencia para Adultos Mayores del barrio El Porvenir. Ahora recibe una alimentación digna, higiene y vestimenta adecuada, además del cuidado y la contención, tanto de los operadores, como de los profesionales. Sus compañeros de residencia y el personal que los asisten son su familia.
Más conocida por todos como “Chiquita”, es de baja estatura, delgada y muy coqueta. Su rostro dibujado por el paso del tiempo, su cabellera platinada como ley de la vida y su postura encorvada denotan los años vividos. Con las uñas recién pintadas, y buscando una crema para las arrugas en una revista, nos recibió con su mate listo y un sentido del humor admirable, tanto que el tiempo pasó desapercibido entre risas y tantas historias.
De madre entrerriana y padre paraguayo, nació en Palo Santo y pasó allí su infancia, que no fue fácil, con padres rigurosos y teniendo que trabajar a muy temprana edad. Supo lo difícil que es juntar algunas monedas desde chica, cosechando algodón en pueblos cercanos al suyo, al mismo tiempo que llevaba adelante sus estudios, aunque admitió que, ya estando en la secundaria, los abandonó. Con el tiempo, siendo la última de siete hermanas, decidió irse de su casa para trasladarse a la ciudad capital.
El destino no quiso que tenga hijos, ya que un accidente de campo le truncó esa posibilidad; no se casó, pero confesó que se enamoró varias veces, aunque nunca de la persona indicada. Trabajando de “cuidacoches”, en la calle tuvo un compañero. Ambos rondaban por la zona del Mercadito, frente al Supermercado Camiletti, y vivían el día a día con la ayuda de vecinos de la zona y lo poco que juntaban como “trapitos”. Con el tiempo, la relación de pareja que mantenían se tornó más difícil, ya que los problemas de consumo en él derivaban a veces en situaciones de violencia contra ella. En ese entonces, ya fueron muchos los intentos de los operadores de calle por convencer a ambos de recibir ayuda; sin embargo, cada vez que se les ofrecía la posibilidad de ingresar a una Residencia, él se resistía y ella tímidamente manifestaba que “lo pensaría” o “tal vez más adelante”. A pesar de no tener una relación ideal, él era lo más cercano a un familiar, alguien con quien compartía el duro trabajo de sobrellevar las circunstancias de cada día.
Hace poco más de dos años, su compañero de vida falleció y la situación se tornó más difícil, quedando sola en la calle. Y por si la mala suerte no bastara, la pequeña pieza que Chiquita alquilaba en el barrio Guadalupe se incendió y lo poco que tenía, lo perdió. Fue así como las calles del microcentro fueron testigos de su deambular nocturno, con un colchón a cuestas y las pocas pertenencias que atesoraba después de aquel siniestro.
Al tanto de esta situación, los asistentes sociales del Ministerio de la Comunidad volvieron a insistir y esta vez la soledad la llevó a aceptar la ayuda. Hoy disfruta de la hospitalidad y compañía que recibe en la Residencia para Adultos Mayores. A pesar de la difícil vida que le tocó, ella no deja de sonreír y la vida le ofrece otra oportunidad de disfrutar dignamente de su vejez.
Mejorar la calidad de vida de los adultos mayores
La igualdad, la dignidad en la vejez, la participación e integración comunitaria, la vida sin violencia, la salud y el cuidado, son sólo algunos de los derechos contemplados en la Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (Ley 27.360).
Para el Gobierno provincial es una prioridad fundamental la promoción de estos derechos, por lo que el Ministerio de la Comunidad, organismo encabezado por el Dr. Aníbal Gómez, funciona la Dirección de Adultos Mayores, quien se ocupa de garantizarlos a través de la implementación de políticas destinadas a la protección integral de los mismos, revalorizando su rol en la sociedad.
Se trabaja articuladamente con organismos del Estado municipal, provincial y nacional, como la ANSeS, PAMI, IPS, entre otros, a través de asesoramientos, intervenciones y acompañamiento en las diversas atenciones y beneficios destinados a los adultos mayores. Como así también con los hospitales, centros de salud, clínicas, sanatorios y Policía Provincial, brindando atención y asistencia en los diferentes casos, resaltando en forma constante la protección y fortaleciendo sus derechos como seres humanos.
En la provincia existen nueve Residencias para Adultos Mayores, cuatro de ellas en la ciudad, donde se brinda un servicio integral, de cuidado diario, de salud, alimentación, recreación, de hábitat seguro y atención las 24 horas del día. El ingreso está reservado a personas de 60 años o más, en situación de fragilidad o dependencia, que necesiten atenciones socio-sanitarias. Talleres de manualidades, lectura, jardinería, gimnasia, pintura y dibujo, juegos, paseos programados, festejos, bailes, visitas especiales son algunas de las actividades cotidianas que se llevan a cabo con los residentes.
Quienes desean contactarse con la Dirección de Adultos Mayores pueden dirigirse a 9 de Julio esquina Corrientes, de lunes a viernes de 7 a 13 hs y de 17 a 20 hs, o bien llamando al 4435219. Allí pueden informar sobre casos de adultos mayores en situación de calle, sin contención familiar, en situación de vulnerabilidad, de abandono, solicitar cuidadores domiciliarios o asesoramiento para el ingreso a una Residencia, entre otros.