La nueva depreciación del peso que se registró esta semana, generada por la falta de confianza en las autoridades nacionales y la decisión de seguir manteniendo la liberación del mercado cambiario, entre otros motivos, debería llamar a una seria reflexión a los funcionarios de Nación, para tomar medidas que en verdad estabilicen la economía en un contexto electoral y de probable recambio en el Ejecutivo nacional.
La devaluación, la inflación y la recesión que afectan a la economía argentina siguen originando efectos que pueden permanecer durante varios meses. Sin embargo, lo más preocupante es la falta de reacciones eficaces por parte de las autoridades para mitigar, en un marco de elecciones Generales y debilidad política, las consecuencias de políticas económicas que fueron rechazadas por la mayoría de los electores en las PASO, pero que todavía son defendidas por los funcionarios nacionales. En este marco, sigue resultando fundamental un diálogo multisectorial, que facilite una salida ordenada a la crisis.
La recesión que empezó a gestarse en abril de 2018 con la primera “corrida” cambiaria experimentó esta semana una acentuación superior a la prevista por la gestión de Cambiemos, y por otros sectores.
Diversos indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos y de otros organismos vienen revelando desde hace tiempo la baja de la actividad productiva, al igual que la caída en el consumo en la mayoría de los sectores y la significativa reducción del poder adquisitivo de los salarios, que produjo importantes incrementos en los niveles de pobreza e indigencia. Por otra parte, numerosas PyMEs y comercios de distintos rubros debieron cerrar sus puertas en los últimos tres años y medio.
En este sentido, algunos comerciantes de nuestra capital y de otros puntos del país coinciden en afirmar que las ventas se dan en los primeros siete días posteriores al cobro del sueldo, y que se extienden por unos cinco días más con el uso de tarjetas de crédito. Después de eso, la comercialización baja de forma drástica.
A su vez, numerosos referentes empresariales, dirigentes gremiales y ciudadanos comunes remarcan la necesidad de efectuar cambios en las políticas económicas actuales, que elevaron el costo de vida a niveles inusitados. Esta realidad influyó en los guarismos de las Primarias; y se espera que también tengan un impacto en los resultados de las próximas elecciones generales.
Entonces, es tiempo de que las autoridades nacionales y los dirigentes de diferentes sectores políticos y sociales dejen de lado los dogmatismos y las mezquindades de todo tipo, para dar lugar a reuniones e intercambios de ideas que no se queden en meras expresiones de deseos, y que se traduzcan en coincidencias y en soluciones reales para las mayorías. Es hora de que el objetivo común de todos los referentes sea salir del “infierno económico” actual, antes de las consecuencias sociales sean mayores. Hay que poner fin a las excusas, y pasar a las soluciones de fondo.