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Vivir estresados

Una columna de Bernardo Stamateas



Si bien un poco de presión es necesaria en nuestra vida, cuando los estímulos que recibimos a diario son excesivos, y durante un largo período de tiempo, se genera un desequilibrio en nosotros que puede conducirnosal estrés. ¿A qué nos referimos con “estímulos” (en este caso estresantes)? Puede ser desde un trabajo muy exigente, exámenes en la universidad o cuidar a un ser querido enfermo.

Lo cierto es que vivir estresado, como le sucede a mucha gente hoy en día, es una condición altamente tóxica. Lo que necesitamos entender es que se trata de algo que generamos nosotros mismos. ¿Por qué? Porque, como no sabemos reaccionar de otro modo, lo convertimos en un hábito. El estrés siempre es originado debido a las demandas excesivas (afuera) que nuestro organismo (adentro) no es capaz de afrontar. Podríamos definirlo como:

Una presión externa a nivel físico o mental que viene a romper nuestro equilibrio interno.

Sin embargo, no todo el mundo se estresa. ¿Por qué? Porque los seres humanos no reaccionamos de igual forma frente a los estímulos recibidos. Depende de nuestra propia interpretación de lo que sucede en nuestra vida. Hay quienes se estresan fácilmente al tener que dedicarse a ciertas tareas; mientras que otros, en la misma situación, no sufren desequilibrio alguno porque su percepción es diferente.

¿Qué podemos hacer en estos tiempos difíciles que atravesamos para evitar vivir estresados como “nuestra normalidad”?Comparto algunas ideas prácticas, que son en realidad pequeñas actitudes, que pueden resultar útiles a tal fin:

Reconocer “mis” fuentes de ansiedad. Debemos alejarnos de todo aquello que viene a robarnos la paz (siempre y cuando sea posible), ya sea que se trate de personas, lugares o situaciones.

Desarrollar hábitos nuevos. Es decir, hacer algo que nunca hicimos antes que nos ayude a tener calma en mente y cuerpo. Esto variará de persona a persona y dependerá de los gustos de cada uno.

Evitar leer o escuchar malas noticias. La verdad es que los medios de comunicación están repletos de malas noticias. Aunque nos guste mantenernos informados, si enterarnos de todo lo negativo que sucede nos produce ansiedad, tenemos que dejar de hacerlo y reemplazarlo por buena música o un buen libro.

Cuidar mi salud, tanto física como mental.Aquí tenemos que incluir la comida sana y el ejercicio físico. En la medida de nuestras posibilidades, siempre podemos escoger una alternativa de comida más saludable y procurar movernos a diario (aunque solo se trate de subir las escaleras y/o caminar). También es importante asegurarnos de dormir bien.

Rodearme de personas positivas. Aquellos que piensan, hablan y actúan positivamente nos contagian su entusiasmo y, a la vez, su tranquilidad. Podemos aprender mucho de ellos y siempre le añaden valor a nuestra vida.

No nacimos para vivir bajo estrés. Por eso, cambiemos nuestro enfoque, riamos más, ayudemos al que lo necesita, desarrollemos nuestra fe y visualicémonos a menudo como seres humanos felices y plenos.



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