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HABLEMOS DE IGUALDAD

Besos a la luz, nunca en la oscuridad

Hablemos de Igualdad, por Heliana Guirado



Esta semana se cumplieron 9 años desde la sanción del matrimonio igualitario en Argentina, herramienta más que importante para la ampliación de derechos.

En el medio sigue resonando en todo el país y en el exterior el caso de Mariana Gómez, condenada hace poco por “resistencia a la autoridad” y “lesiones leves”. Esto sucedió luego de que fuera detenida en el domo de la estación Constitución (Buenos Aires) donde se besaba con su compañera, Rocío Girat, y fumaba un cigarrillo. El caso expone lo que pasa cuando se intenta evitar el abuso al que son sometidas muchas personas, porque la discriminación aún existe.

Cuando eran niñas, ambas sufrieron durante años abusos sexuales en sus propias casas. Tras haber denunciado, sus agresores fueron condenados, pero hubo muchos agujeros negros en cuanto al accionar de la Justicia, que comparada con el caso de Mariana, fue lenta y las expuso a un peligro constante, marcado por la ausencia del Estado.

Para entender lo que sienten ambas, La Mañana habló en exclusiva con Rocío, quien dejó en claro la persecución que vivieron y la necesidad de aplicar la ley Micaela para evitar estos hechos.

  • Es fundamental entender lo que sintieron y sienten ustedes como pareja respecto a lo que sucedió aquel 2 de octubre de 2017 ¿Cómo definirías la actitud de las fuerzas de seguridad el día de la detención de Mariana?

“Lo que hemos sentido desde aquel 2 de octubre hasta hoy en día con mi compañera Marian es persecución de parte de las fuerzas policiales, falta de perspectiva de género para saber cómo dirigirse hacia nosotras y sobre todo falta de respeto y conocimiento de las leyes que están vigentes y que nos amparan.

Que aquel día nos hayan pedido la libreta de matrimonio para acreditar nuestro vínculo y que hoy eso conste en la condena que Marian tiene, nosotras lo sentimos como un adoctrinamiento y que las fuerzas policiales hasta el Poder Judicial no están capacitados, ya que la Ley Micaela no está vigente, entonces no es de cumplimiento efectivo.

Falta perspectiva de género para que puedan entender los contextos en los que vivimos y las nuevas problemáticas.

No fue para nosotras casualidad que tanta gente nos haya acompañado y dar con un montón de historias similares a la nuestra, con la única diferencia que no se denunció a las fuerzas policiales como nosotras lo hicimos, ya que al otro día del ataque lesbo-odiante fuimos hasta la PROCUVIN (Procuraduría de Violencia Institucional) a hacer la denuncia, la cual hoy en día está parada. Hasta que Marian no esté absuelta, es complicado que avance una causa donde el Estado avala el accionar de un policía que trató de `pibe` a Marian (que se auto-percibe mujer), que la haya golpeado, que haya quedado registrado, que haya testigos de eso y sin embargo haya una jueza que decidió condenarla”.

  • Los abusos que sufrieron ambas tomaron estado público y aún quedan en el recuerdo de muchas personas. ¿Ves una diferencia en cuanto al comportamiento de la Justicia con respecto a sus abusadores y en referencia a Mariana, a quién condenaron recientemente?

“Lo que nosotras hemos pasado de niñas es otra falencia del Estado porque, si bien somos sobrevivientes de abuso sexual en la infancia, nos han visto médicos, hemos ido al colegio, hemos tenido controles y nunca nadie pudo detectarlo porque tampoco hay capacitación sobre los síntomas que presenta una persona que pasa por esta experiencia. Por más que estadísticamente se sepa que de cada diez nenas, seis pasan por esta situación de violencia, no hay una conciencia para poder detectar los síntomas a tiempo e intervenir.

Nosotras vivimos una desigualdad total por parte de la Justicia. Desde que denuncié a mi progenitor, tardaron tres años en procesarlo y Marian en menos de seis meses estaba procesada. Además, para llegar a una condena tuve que esperar cuatro años mientras el pedófilo estaba libre, Marian también tuvo que esperar ese tiempo mientras los pedófilos estaban libres.

Lo vemos constantemente. Yo soy parte de una ONG en la que nos dedicamos a la asistencia y ayuda para que tengan una contención psicológica, que puedan tener talleres y que las mamás también tengan un espacio y juntas dar esta batalla contra el sistema.

Realmente fue muy duro vivir en tan poco tiempo embargos judiciales, pedidos de allanamiento a la vivienda, cuando nosotras no vimos esto con las personas que nos dañaron. A Marian la violaron durante 16 años y el tipo fue condenado a ocho años y nunca pisó la cárcel ni se le hizo un embargo. Es una desigualdad total y por eso lo sentimos persecutorio.

Sin ir más lejos el día que a Marian se la condenó, también condenaron a un pedófilo a un año de prisión en suspenso porque no tomaron en cuenta el testimonio de la sobreviviente, así que vemos que la Justicia no es justa y no mide con la misma vara todos los hechos, porque si bien fumar en un lugar privado no es delito, si la Justicia fuera justa las dos tendríamos que estar condenadas y procesadas, supongamos que por resistirnos a retirarnos de un lugar público. Sin embargo la Justicia estereotipa a las mujeres.

Es sumamente patriarcal y machista hablar de que defenderse de una mujer policía es más grave que defenderse de un varón policía, así lo dice la fiscal Diana Goral, porque se supone que toda mujer sabe lo que nos tarda en crecer el pelo y lo que nos cuesta, entonces es más grave defenderte de una mujer. Esto es sumamente estereotipante, porque no todas ni todes elegimos tener el pelo de esa manera. Hablamos de algo básico, ¿no?

Además justificar que el policía no es homofóbico porque él mismo dice: `No soy homofóbico porque ni siquiera sé lo que significa`. O sea estamos hablando de que la fuerza de seguridad no está capacitada ni siquiera para saber qué es un acto homofóbico. Y la jueza tomó esto como algo que le jugaría a favor al policía”.

  • Desde el primer momento agrupaciones de derechos humanos las acompañaron y respaldaron, ¿consideran importante la contención y resistencia que se genera ante casos de discriminación como éste? ¿Por qué?

“Desde el primer momento nos acompañaron organizaciones de derechos humanos, de la izquierda, compañeras feministas, lesbianas, trans. Hemos estado muy acompañadas porque es una situación que pasa con cotidianeidad, las fuerzas policiales se están manejando con impunidad, con aval del presidente Macri, que avala esas situaciones recibiendo a un policía asesino (en referencia a Chocobar). Partiendo de esa base, cualquier acto está bien.

Todas y todes hemos sufrido algún tipo de violencia en la vía pública, donde no nos podemos defender y sólo nos queda callarnos la boca e irnos. Muchas también han pasado fines de semana encerradas en calabozos.

Entonces no es casualidad que aquel día de octubre haya 50, 60 personas fumando en un lugar y que solamente se acerquen a la pareja de lesbianas y agredan a la lesbiana visible de la pareja. Eso habla de un problema social.

Realmente es muy importante el acompañamiento de todas las personas, más allá de la lucha que militen. Es muy importante que como sociedad repudiemos estos actos, que no dejemos que pasen y que hagamos valer nuestros derechos, por lo menos los vigentes”.

  • A pesar del avance en materia de derechos humanos, la comunidad LGTTBI sigue sufriendo discriminaciones en diferentes espacios. ¿Qué considerás que hace falta para evitar que se vuelva a generar una situación de lesbo-odio como ésta?

“Hace falta educación sexual integral en los colegios para sacar el binarismo con el que nos movemos prácticamente desde que nacemos y dar lugar a otras identidades y a otras formas de ser y de vivir.

Por otro lado que se cumpla la ley Micaela, que habilitaría a que se tengan que capacitar todos los funcionales intervinientes y auxiliares de la Justicia, desde un policía hasta un maestro, maestra o jueza. Es imprescindible.

Creo que con estos dos cambios podemos hablar por lo menos de una sociedad un poquito más diversa y con más herramientas para defendernos y tener otra visión y otro abanico de oportunidades desde la niñez”.



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