El invierno, por los cambios bruscos de temperatura, puede desencadenar en estos pacientes la aparición de eccemas que pican y lastiman la piel
La dermatitis atópica pica y duele. Es una enfermedad inflamatoria de la piel que en los casos severos no deja dormir, ni concentrarse, ni llevar una vida normal. Desde la Asociación Dermatitis Atópica Argentina (ADAR) subraya que en invierno empeoran los cuadros por los cambios bruscos de temperatura.
La dermatitis atópica, sobre todo en los casos más severos, genera frustración, vergüenza, aislamiento y puede desencadenar cuadros de depresión. Con frecuencia, los pacientes se rascan toda la noche y no duermen, faltan al trabajo o a la escuela, entre otros impactos en la vida diaria.
El aire seco, los cambios bruscos de temperatura y los espacios calefaccionados disminuyen la humedad del ambiente, por lo que impactan en la hidratación de la piel y generan un microclima desfavorable para quienes tienen dermatitis atópica. Por eso, la Asociación Civil de Dermatitis Atópica Argentina (ADAR) aprovechó “la ola polar” en el país para concientizar al respecto y presentar en sociedad su conformación como organización e invitó a ‘ponerse en la piel’ de los pacientes.
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