El guaraní es una lengua que habita en el cono sur de América. Una lengua que muchas veces fue -es- renegada, perseguida, prejuzgada, minimizada y desapercibida. Y aún así resiste. Una lengua que irrumpe los límites políticos geográficos, traspasa los períodos de la historia y adapta, con cada generación, una relación distinta.
En diálogo con La Mañana, el profesor en Lengua y Literatura egresado de la Universidad Nacional de Formosa, Rodrigo Villalba Rojas, comentó algunos “hallazgos” en su investigación sobre la literatura paraguaya y habló sobre el guaraní y la permanente tensión con las sociedades.
Hoy en día, la enseñanza del guaraní no aparece dentro del plan de estudios de las carreras universitarias. Al menos en Formosa. En Misiones, la relación con la lengua es un poco más amigable, pero aún así los territorios libres de prejuicios no existen. Así lo describió Rojas; es investigador del CONICET en torno al lenguaje, la sociedad y el territorio, y focalizó su investigación en la literatura paraguaya del siglo 20.
“La enseñanza del guaraní en la Universidad tendría una convocatoria importante. No se explica por qué el guaraní no está en los planes de estudios, sería una articulación interesante de Formosa con la cuestión del Mercosur. Pero sí es visible cómo piensan los estudiantes respecto al guaraní”, analizó.
Sostuvo que hay muchos jóvenes que se sienten aludidos cuando uno es despectivo en los comentarios sobre el guaraní o el Paraguay, y expuso que en los discursos, “siempre sale a luz un prejuicio negativo sobre la lengua”.
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