De los placeres de la vida, viajar siempre ocupa uno de los lugares más destacados. No sólo por la ilusión que implica dejar, aunque sea por unos días, el lugar de residencia, sino también por los beneficios que incluye en términos de relax y disfrute.
Tras ese objetivo, más allá de los compromisos laborales y sociales que incluyó esta aventura, Flavia Palmiero (52) partió rumbo a Europa con su pareja, Luis Scallela. Los primeros días que pasaron en el continente europeo fueron prácticamente dedicados a lo laboral.
En Madrid, el productor de cine fue el protagonista de distintas actividades profesionales, y en Barcelona el centro de atención laboral estuvo en la actriz. Convocada por Louis Vuitton –a su vez, ella invitó al cineasta–, fueron agasajados con una cena especial y una exquisita degustación de champagne Moët y Dom Pérignon.“Sólo éramos diez personas, algo muy privado, y nos mostraron los modelos de la nueva colección. Un amigo, quien promovió todo este encuentro especial, también fue parte de que la gente de Vuitton nos lleve a Ibiza. Allí también tuvimos una cena pero virtual, donde van pasando muchas cosas, y la comida fue hecha por chefs de España que, la mayoría, tiene siete estrellas Michelin. Fue una experiencia realmente inolvidable. También almorzamos y estuvimos todo el día en el Beso Beach, que es un lugar nuevo, del que conocemos a los dueños, y la pasamos genial. Incluso, después, fuimos a ver un espectáculo de música increíble. A Ibiza vinimos varias veces, pero esta vez fue muy diferente. Con Luis nos quedamos a disfrutar unos días y después nos fuimos a Formentera (isla más pequeña de las Islas Baleares), para tomarnos un descanso, después de meses de muchísimo trabajo…”.
¡Ahora, sí!
El verdadero descanso arrancó cuando la conductora y el creativo se alejaron de las belleza naturales y las que impuso la mano del hombre en Ibiza para pisar Formentera, lugar que Palmiero también ya conocía, pero que en esta oportunidad le encontró otro sabor. “Siempre que venía lo hacía a la playa pero nunca me había quedado en la isla. Es muy diferente a lo que viví hasta ahora acá, porque este es un lugar muy agreste. Y la estamos pasando muy bien, en un ambiente muy tranquilo. La idea es relajar del estrés una semana solos aquí, y después ya volvemos al país. A mí me cuesta mucho relajar porque salimos de Buenos aires con mucha cosa encima. Estos últimos meses, por suerte, tuve mucho trabajo (protagonizó la obra de teatro Mamushka, que es posible que vuelva a la cartelera porteña) y actividades, y necesitaba cortar un poco. Al ir a Madrid, Luis tiene que ver cosas de su trabajo, en Barcelona tuvimos el encuentro con la gente de Vuitton, fue todo con mucho vértigo y llegamos a Ibiza muy agotados. Recién ahora estamos más relajados. Es una previa a mi cumpleaños (a mediados de julio), un regalo, más allá de que la gente de Vuitton nos pagó los pasajes, la estadía acá es un regalo para mí. Estoy disfrutando de mis últimos días de cambio de año, que seguiré festejando a mi llegada, entre sesiones de fotos y análisis de propuestas de cine y mis seres queridos”. Arena y sol…