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Su ex le disparó dos veces y sigue libre; ella pide celeridad a la Justicia

Una mujer víctima de violencia de género denuncia complicidad policial en los procedimientos legales, mientras su vida corre peligro



SUBTENIENTE PERIN - El 3 de diciembre de 2018, el padre de los hijos de Lucía* le apuntó con un arma en la cabeza a ella y a su pareja actual, en una clínica privada de Ibarreta. Luego, en la calle, la corrió algunos metros y, cuando ella tomó algo de distancia, le disparó dos veces. No acertó.
Hasta ese día ella había intentado denunciarlo por varios hechos de violencia de género pero, según explicó, la comisaría de Subteniente Perín, donde vivía con él, nunca tomó su denuncia. Esta vez él había intentado matarla, lo arrestaron sólo unos días hasta que alguien pagó su excarcelación. Desde entonces está libre, y ella y sus hijos viven con miedo. Así lo cuenta Lucía, que además denuncia que el hombre que la violentó de todas las formas posibles ahora está usurpando una casa que no le pertenece: se quedó en la casa de la madre de ella y dice que sólo saldrá si le pagan.

Luego de soportar durante años violencia de género, Lucía lucha también con la violencia institucional. Casi seis meses después del hecho que hasta hoy la tiene traumada, se enteró de que los videos que había presentado como prueba nunca habían llegado a la Justicia. 

En diálogo con La Mañana, Lucía relató la secuencia de su calvario y explicó por qué decidió compartir en sus redes lo que registró la cámara de seguridad el día en que su expareja, conocido en el pueblo por sus tareas gremiales, la persiguió hasta dispararle. "Mi expareja está libre, caminando por la calle como si nada. No encontré otra solución más que difundir el video en redes sociales. Lo conozco, no tiene límites y yo no quiero que vuelva a pasar lo mismo", expresó.

Octubre

"Teníamos un acuerdo personal. El había quedado sin trabajo y había iniciado un juicio a su empleador por despido. Si ganaba, iniciaríamos los trámites legales para que él me pasara la cuota alimentaria por mis hijos. Teníamos una buena relación pero no de pareja. Yo estuve en lo de mi mamá al principio y luego compartimos espacio. El no es de Formosa y yo soy de Subteniente Perín", contextualizó para narrar la primera vez que tomó coraje.

"En octubre del año pasado celebraron el Día de la Madre en el pueblo con una fiesta. Yo fui con mis hijos y él se enojó. Me decía que quería que todo vuelva a ser como antes. Los nenes estaban en una habitación, encerrados, y nosotros en otra. Yo quería volver a la fiesta y él no quería; se puso muy nervioso. No creí que iba a reaccionar mal porque la relación como pareja se había terminado entre nosotros. Me insultó y empezamos a pelear. Me dijo que para todo iba a tener que pedirle permiso, que él iba a decidir. Entonces me puse a juntar algunas ropas en una mochilita para irme a lo de mi mamá y dejar de discutir. Los nenes se habían dormido. Cuando levanto la cabeza, me estaba apuntando con un arma", detalló. 

"Me paré bien y le puse la pistola en mi pecho. Lo desafié a que me dispare. No se animó. Entonces lo insulté, le dije todo lo que nunca me había animado a decirle. Me tiró al suelo de dos cachetadas, me levanté y pude escapar por la ventana de la cocina y salí al ruta", siguió. 

Lucía cuenta que sufrió violencia desde el comienzo de su relación, psicológica y física. "Nunca me animé a denunciarlo porque él me amenazaba con mi familia, con mi panza y luego con mi hijo. Durante mis embarazos sufrí golpes y con mi segundo hijo pensé que la relación podía cambiar, pero nunca cambió", dijo.

Lucía hizo dedo esa noche. Una camioneta la dejó en la rotonda y otro auto la llevó hasta Ibarreta, a la casa de una prima. Al otro día, denunció a su expareja en la comisaría de Ibarreta. Contó que como tenía las marcas de los dedos de él en el cuerpo, la Policía la llevó a que la revisaran los médicos. Esa fue la primera vez que le tomaron una denuncia por violencia de género. Aseguró que, la Policía de Perín nunca había tomado en serio su testimonio: "El subcomisario es muy amigo de mi expareja y cada vez que yo iba, le avisaba. Todo quedaba en la nada", comentó y agregó que la denuncia de Ibarreta fue direccionada a la comisaría de Perín. Pero de eso tampoco hay registro.

Diciembre

Lucía consiguió trabajo en Ibarreta y acordó, con intervención del Juzgado de Paz de Comandante Fontana, que de lunes a viernes sus hijos quedarían al cuidado del gremialista, con ayuda de los padres de ella, con quienes comían y estaban el mayor tiempo del día. "Pero el primer fin de semana que fui a ver a mis hijos, él no se despegó de mi lado. Me decía que estaba enamorado, arrepentido. Yo ya había conocido a alguien y eso a él le había molestado mucho. Cuando volví a Ibarreta, voy a la clínica privada del padre de mi novio a buscar su moto para ir a trabajar y aparece mi ex. Llegó en el auto de mi papá", narró Lucía, anticipando la escena que se ve en los videos que hoy circulan por sus redes. 

Según explicó, el gremialista buscó persuadirla para que ella entrara al auto pero no pudo. Entonces sacó un arma y la siguió hasta adentro de la clínica, donde estaba su actual pareja. Les apuntó a los dos en la cabeza y los amenazó. Ella logró escapar y él la siguió hasta la calle. Cuando toma algo de distancia, casi llegando a la equina, siente que él dispara. Las balas le rozaron. 

"Yo me descalcé en la vereda y salí corriendo. Corrí con todas la fuerzas de mi vida, no importó correr el riesgo de que me matara porque sabía que todo lo que yo viví con él no podía volverlo a vivir. Me crucé con una patrulla, pedí auxilio y me llevaron a la comisaría. Descalza, perdida, sin poder respirar. Luego fueron a la clínica. Él le estaba exigiendo a mi pareja que borre la filmación de las cámaras del lugar. No le deseo a nadie que pase ese momento que pasé. Pensaba nada más que en mis hijos". 

Por ese episodio -lamenta Lucía-, el gremialista estuvo sólo dos días detenido. "En la comisaría me decían que lo iban a trasladar a Lomitas; yo mientras buscaba un abogado. Pero salió enseguida porque hubo gente del poder que pagó su excarcelación. Allí también salió una restricción de acercamiento".

Casi junio: sigue libre, sigue la espera

"Yo no dormí por noches enteras. Hoy me acuerdo y me sudan las manos, entro en pánico. Lo que me pasó yo lo veía en la tele, nunca pensé que podía pasarme a mí", contó ella ya cansada, porque a varios meses del hecho más violento que pasó, sigue sintiéndose desprotegida. 

"Me llamaron a declarar desde el Juzgado Nº 5 de Formosa y me dijeron que los videos nunca habían llegado. No los habían enviado de la comisaría. Entonces recién ahora lo extrajeron de mi teléfono", dijo. La prueba material del hecho de violencia tardó en llegar y no fue por su decisión, una prueba que ni siquiera debería ser trascendental para que la Justicia actúe, pero lo es. Mientras tanto, mientras Lucía espera los tiempos de la Justicia, ella y su familia viven con angustia, impotencia y miedo.

Actualmente ella vive en Perín y circula por las mismas cuadras que su victimario, quien hasta hoy sigue ejerciendo violencia. "Ahora se niega a dejar la casa que mi mamá nos prestó cuando éramos pareja, que les cedió a mis hijos", resaltó. Lucía espera de la Justicia que salga también una orden de desalojo de la vivienda y que detengan al gremialista; porque asegura que "si bien salió en varias oportunidades una orden de detención por el delito de amenaza con uso de arma, siempre hay alguien que lo respalda y permite que siga libre". 


*Lucía es el nombre que eligió este 
medio para salvaguardar la identidad de la víctima.


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