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La premier Theresa May salva su gobierno pero el Brexit navega a la deriva

Sobrevivió por 19 votos a una moción de censura del Parlamento, que había rechazado su plan de divorcio de la UE. La incertidumbre crece.



Theresa May seguirá al timón de un barco sin rumbo. La premier británica salvó este miércoles por apenas 19 votos una moción de confianza presentada por los laboristas después de que el martes la Cámara de los Comunes aplastara el acuerdo que había alcanzado con Bruselas para una salida ordenada de la Unión Europea (UE). May dijo anoche que es su deber cumplir con el mandato del Brexit y que trabajará con los diputados de todos los partidos para lograrlo. Sin plan, sin nuevas ideas.

La moción de la oposición, presentada por el laborista Jeremy Corbyn, fue insuficiente para forzar la celebración de elecciones anticipadas porque, aunque buena parte del Partido Conservador de May no acepta el acuerdo del Brexit, tampoco están dispuestos a sacar a su jefa para dar una chance electoral a la oposición.

Los laboristas exigen ya a Corbyn, euroescéptico desde hace décadas, que pida abiertamente un segundo referéndum para impedir el Brexit. El líder laborista había prometido hace meses que, si era incapaz de forzar un adelanto electoral, apoyaría la idea de un segundo referéndum, pero ayer se negó a dar ese paso.

May seguirá pero su gobierno no sabe cómo sacar al país de la UE. La premier debe presentar el lunes a su Parlamento un plan "B" para el Brexit mientras Bruselas dice que el acuerdo no se renegociará y las instituciones europeas ya se preparan para que Londres pida un aplazamiento de la fecha de salida que podría retrasar el Brexit hasta 2020.

Mientras en Londres se debatía y votaba la moción de confianza contra May, las instituciones europeas reaccionaron a la negativa del Parlamento británico a validar el acuerdo alcanzado entre Londres y Bruselas para un Brexit ordenado.

La Unión Europea considera que el voto contrario de los diputados británicos del último martes aumenta el riesgo de una ruptura brutal, sin acuerdos que eviten un golpe a Europa y una catástrofe al Reino Unido. El negociador europeo del Brexit, el ex canciller francés Michel Barnier, advirtió en el Parlamento Europeo que el tiempo se acaba, que la salida británica del bloque se acerca y que "el riesgo de una ruptura sin acuerdos nunca fue tan elevado".

May sobrevivió pero no tiene ningún nuevo plan que presentar el lunes ni a los europeos ni a sus diputados. Bruselas mantiene que la pelota está en el tejado del gobierno británico, que debe decidir los próximos pasos, entre ellos intentar arrancar a los europeos unas improbables nuevas concesiones.

La Comisión Europea repitió este miércoles que el acuerdo no se renegociará, pero Barnier dejó una puerta abierta por la que podría entrar Londres si renunciara a sus líneas rojas. El negociador europeo dijo que el pacto podría revisarse siempre y cuando el Reino Unido cambie la idea de relación futura con la UE que hasta ahora ha defendido.

Sería una relación igual o similar a la que tiene Noruega. El país escandinavo no es miembro de la UE pero tiene acceso completo al mercado común europeo y a todos los programas de la UE como un miembro del bloque. A cambio acepta la libre circulación y establecimiento sin límites de ciudadanos europeos, las decisiones del Tribunal de Justicia de la UE e incluso hace contribuciones al presupuesto comunitario. Y no tiene voz ni voto sobre normativa europea que le afecta directamente.

Para Londres ese tipo de relación sería un anatema, un Brexit sólo de nombre, la pesadilla de los brexiters. Pero en Bruselas cada vez está más claro que Londres sabe lo que no quiere pero nunca supo lo que quería, que un acuerdo es hoy más difícil y que el tiempo se agota.

Barnier fue claro: si Londres "decide ir más allá de un simple acuerdo comercial, la Unión Europea estará preparada para acompañar ese desarrollo y dar una respuesta favorable".

La comparecencia de Barnier también sirvió para que el negociador lanzara una velada amenaza a Londres: "La ratificación (del acuerdo de salida rechazado el martes) es necesaria para crear la confianza indispensable para la negociación de la relación futura". Es decir, si no hay acuerdo de salida, los británicos no podrán esperar que la Unión Europea se siente a negociar un futuro acuerdo comercial como si no hubiera pasado nada.

Fuente: www.clarin.com
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