Todo lo que concierne al cuidado de niñas y niños, funciones, obligaciones y responsabilidades recayó y recae aún en la actualidad mayoritariamente sobre las mujeres, mientras los varones están bastante más desligados de sus funciones, sin observaciones mayores por parte de la sociedad.
Cuando una pareja heterosexual decide tener un hijo, la mujer comienza un proceso en el que su entorno la acondicionará para que todo gire en torno a ella. Una de las cuestiones sobre las que se pone énfasis en la lucha feminista tiene que ver con la responsabilidad compartida, ampliación de licencias para padres posnacimiento, entre otras.
Pero, ¿qué sucede cuando lo que se quiere es evitar el embarazo? Lo mismo: la anticoncepción vuelve a ser un tema casi exclusivo de la mujer. Así lo demuestran los actuales métodos que existen para varones y mujeres y la lentitud de la ciencia en cuanto a la creación de más opciones para ellos.
En la actualidad, existen los siguientes métodos anticonceptivos femeninos:
1. De barrera: son aquellos que impiden que los espermatozoides lleguen hasta la trompa de Falopio en la mujer, lugar donde se produce la fecundación. En este grupo se encuentran el preservativo y el diafragma.
2. Químicos: son sustancias que impiden la sobrevida de los espermatozoides dentro del cuerpo femenino. Aquí se encuentran los óvulos, jaleas espermicidas y el DIU (dispositivo intrauterino).
3. Hormonales: son combinaciones de hormonas que evitan la ovulación. En este grupo están las pastillas anticonceptivas, parches hormonales, implantes subdérmicos, inyecciones, SIU o "DIU hormonal".
4. Quirúrgicos: ligadura de trompas.
5. De emergencia: la conocida "Pastilla del día después".
En cuanto a los métodos anticonceptivos masculinos, en la actualidad existen sólo dos: el preservativo (método de barrera) y la vasectomía (quirúrgico).
María Daniela Am es médica, feminista y creadora de la página GineSalud.Fem, un espacio en Instagram donde brinda información sobre ginecología con perspectiva de género.
La profesional explica que la diferencia en números entre las opciones que existen para evitar la concepción "se debe principalmente a que la ciencia no se ha dedicado a investigar y a crear conciencia y generar métodos, por una cuestión machista".
"Si bien es cierto que el hecho de que las mujeres sean cíclicas ha facilitado la intervención, eso no quiere decir que no se pueda hacer lo mismo con los varones", agrega.
Respecto de la postura de que preocuparse por garantizar la anticoncepción recae sobre ellas, la profesional asegura estar "totalmente de acuerdo" y afirma que esta también "es una de las luchas del feminismo y del personal de salud que forma parte del movimiento".
"Se debe principalmente al sistema patriarcal en el que vivimos, donde se cree que la maternidad y la fertilidad pasan por la mujer y el hombre sólo va a depositar su placer", dice.
Es claro que se habla entonces de una cuestión cultural "que tiene el acompañamiento de la industria farmacéutica, la ciencia médica y la salud reproductiva, que no se han planteado otros métodos", expresa Daniela.
En una clara comparación sobre lo que sucede en Argentina, la médica explica que "la vasectomía tiene una altísima efectividad, es un método ambulatorio (no requiere internación), se realiza con anestesia local y es más fácilmente reversible. Además, el servicio es gratuito en los hospitales, pero casi no tiene difusión. Recién ahora se está empezando a hablar un poco más del tema y generar conciencia.
Por contrapartida, la ligadura de trompas que sería lo comparable quirúrgicamente, es un método invasivo, es una cirugía abdominal, con anestesia total, en un quirófano y más difícil de revertir. Si ya venimos con un cuestionamiento de la anticoncepción masculina y femenina, hay más mujeres con las trompas ligadas que hombres vasectomizados".
También desmiente los mitos acerca de que utilizando este método, "se pierde la virilidad".
Según datos oficiales, en Argentina las vasectomías representan el 1,2% de las cirugías anticonceptivas, mientras que las ligaduras de trompas casi el 99%
"Si me pongo el preservativo, no siento nada": una de las frases más escuchadas.
Muchas son las mujeres que podrían comentar que durante el acto sexual, el varón no quiso utilizar preservativos aduciendo que se pierde sensibilidad y placer.
Ante esto afirma: "Es totalmente falso que disminuye el placer sexual. No hay ninguna comprobación científica al respecto. No tendría por qué, porque lo que produce placer es el roce y el calor, y la humedad se percibe igual".
Por otro lado, también sucede que se pide, sugiere y en muchos casos se obliga a la mujer a tomar anticonceptivos, así su pareja deja de utilizarlos, haciendo caso omiso a que este método es el único que protege de infecciones de transmisión sexual.
El patriarcado como sistema social imperante marca el accionar de la economía, la política, el Estado, la educación, etc. También ejerce influencia sobre los rumbos que tomará la salud pública y privada.
Las mujeres tienen la libertad de elegir si quieren utilizar un método y cuál será. Con el acompañamiento de un/a profesional, se pueden despejar muchas dudas y erradicar mitos.
El punto de quiebre surge cuando se pone sobre sus hombros la enorme responsabilidad de ser las únicas que deban encargarse de la anticoncepción, siendo que los varones son fértiles todo el año y también deberían ejercer acciones al respecto.
Porque lo injusto de esto es la carga emocional que genera, ya que cuando el embarazo se produce, se comienza a indagar únicamente sobre la mujer: "¿No tomaste la pastilla?", "¿Las tomaste mal?", "¿Qué pasó?".
En este camino de lucha, es momento de que la salud comience a tener en cuenta estos aspectos y abra el abanico de posibilidades para que los varones accedan a más métodos anticonceptivos.
También es fundamental poner en práctica más y mejores políticas públicas para erradicar esos mitos, que lo único que hacen es reforzar un círculo de desiguales responsabilidades.