El bailarín Lucas Lugo deslumbró en la Final Nacional del Pre Festival Baradero 2018, realizado del 10 al 13 de febrero, donde compiten bailarines y músicos folkloristas de todo el país -todos de gran nivel- en diferentes rubros: abarcan desde el recitado, el canto solista, los dúos vocales o instrumentales, hasta las danzas, como la zamba o el tango, tradicional o estilizado, solista o en grupo, y malambo.
Lucas, el formoseño de 30 años que baila desde niño, pero específicamente desde los 13 se aventura en el mundo del zapateo y las boleadoras, volvió a Formosa con dos premios: en la categoría "Solista de malambo norteño" obtuvo el primer puesto, saliendo tercero en "Solista de malambo sureño". "Un premio de esta envergadura es confortante para el alma", ex-presó para hablar de lo suyo, del malambo.
"El malambo norteño es el que estamos acostumbrados a ver, con la imagen del gaucho: se hace con la bombacha, las botas fuertes. En cambio, el malambo sureño es el primero que existió: se zapatea con bota de potro y la mitad del pie queda al descubierto, libre. La bota se despunta", explicó y en cuanto al género, se permitió una observación que, lejos de ser novedosa -porque siempre lo fue-, sigue siendo un hecho destacable: "El malambo gusta. Genera algo en el cuerpo. La movida mundial del bombo, la boleadora y el malambo es impresionante".
DISCIPLINA Y EXIGENCIA
Como buen bailarín, Lucas es una persona disciplinada. Según comentó, trata de estar actualizado siempre, ya que "como sucede casi en todas las cosas, en el malambo también hay novedades y cambios". Así lo expresó: "Desde sus inicios, el malambo fue transformando sus técnicas. Nuestro malambo norteño desciende del zapateo flamenco, pero por la descendencia española, hemos adoptado distintas formas en el transcurso de los años, y esto es un continuo. De un malambo en los 70 al de hoy, hay un contraste muy interesante".
En cuanto a la preparación del bailarín, Lucas dijo que es tan rigurosa como la de un atleta: "Si bien el malambo no es un deporte, ambos son de alto rendimiento. El malambo tiene tres etapas: un inicio, un desarrollo y un remate; el trabajo se hace con el acompañamiento de los músicos y el cuerpo tiene que estar preparado para tal exigencia, para que nada quede librado al azar, y menos en un nivel de competencia donde todo debe estar ajustado", determinó.
Su exigencia no pasa sólo por lo personal, va más allá: además de malambista, Lugo es coreógrafo y coordinador del Ballet Folklórico Provincial de Formosa, direccionado por el profesor César Ramírez. Así, a días de finalizar la primera jornada de audiciones para los nuevos integrantes del ballet, expresó: "Trabajamos para darle a Formosa los mejores artistas que puede tener".