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Remedios caseros para el resfriado: ¿sabés cuáles realmente funcionan?

Tomar miel, jugo de naranja o abundante cantidad de agua son algunas de las creencias más populares cuando se trata de curar esta enfermedad



El resfriado común es una enfermedad infecciosa viral cuyos síntomas incluye dolor de garganta, rinitis y malestar general, incluso algunas veces catarro. Suele durar entre tres y siete días, y no es raro contraerla más de una vez al año, pero aún así, el tiempo que dura puede resultar eterno para quienes lo padecen. Por eso, con la llegada de los días fríos, son muchas las soluciones naturales que circulan en redes sociales para combatirlo, aunque no todas son demasiado efectivas, según la Organización Mundial de la Salud.

Beber abundante cantidad de líquidos, consumir jugo de naranja y miel son algunas de las prácticas más frecuentes, sin embargo, algunas son sólo un mito.

1. El frío provoca que nos resfriemos

Está demostrado que el frío no causa los resfriados. Pues se trata de una enfermedad viral contagiosa que se transmite cuando se habla, tose o estornuda.

Si bien es cierto que la mayoría de los resfriados se producen en los meses más fríos, es debido a la combinación de diferentes factores: la gente convive más tiempo en casa y en espacios cerrados. Los centros educativos están abiertos, con lo que aumenta el riesgo de exposición a los virus. En determinados climas, la combinación de frío y escasa humedad favorece la sequedad de las fosas nasales y las hace más susceptibles a los virus del resfriado.

2. El jugo de naranja o limón para el resfrío

Tiene un poco de verdad, pero es una exageración que se termina convirtiendo en mito. La vitamina C es necesaria para los procesos de defensa, para formar glóbulos blancos y para un montón de procesos que tienen que ver con el proceso inmunológico, lo que sucede es que, de acuerdo a la OMS, nuestro cuerpo necesita una cierta cantidad diaria, que es entre 45 y 60 miligramos por día, el resto se elimina, entonces esta idea de saturarnos de vitamina C, al no ser acumulable, no tiene sentido hacerlo.

3. Beber mucho líquido

Esta práctica no está avalada científicamente. Puede que si presentamos fiebre, la sudoración asociada a ella contribuya a mayor grado de deshidratación, pero no tal alto como para que tengamos sed, el mejor y más inconfundible signo de la necesidad de nuestro cuerpo de beber agua. En cualquier caso no está de más hidratar nuestro organismo, sobre todo en niños y personas mayores.

4. Vapores para despejar las vías respiratorias

Quienes utilizan vapor de agua para despejar la nariz sienten alivio y respiran mejor. Es solo una sensación subjetiva, pues tampoco hay ningún estudio que ratifique esta afirmación. Atención: los pediatras coinciden en advertir sobre la práctica de administrar vapores de agua con eucalipto o mentolados a menores de tres años porque no es seguro.

5. La miel para el resfrío

Es una aliada, la recomienda la Organización Mundial de la Salud para la tos y los dolores de garganta para los chicos mayores de dos años porque tiene un efecto emulsionante, que es como generar una película protectora de las mucosas internas. Según un estudio reciente, su uso es tan eficaz como el de un antitusivo, es más barata y no tiene efectos adversos. Aunque no se recomienda para niños menores de un año, por el riesgo de botulismo.

6. Medicamentos para combatir el catarro

Generalmente, los resfriados desaparecen en unos días, por lo que el uso de medicamentos no es imprescindible. Aún así, si los síntomas son muy molestos, siempre se puede recurrir a analgésicos, como el paracetamol, antigripales y jarabes para la congestión y la tos. Antes de medicarse se debe consultar al médico.

7. Me resfrío porque tengo bajas defensas

No necesariamente. De acuerdo a la OMS, una persona adulta sana puede padecer perfectamente de dos a cuatro catarros durante el año. Los niños pueden incluso duplicar esta cifra.

8. El tabaco empeora el resfriado

Sí. Los estudios muestran que los fumadores, sobre todo los más empedernidos, presentan más riesgo de coger resfriados y gripe, así como de que sus síntomas sean más intensos. Respirar en ambientes contaminados por el humo del tabaco deteriora las mucosas de vías respiratorias, favoreciendo la adhesión y penetración de virus y bacterias.



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