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HISTORIA

Molares reveló que en Formosa hubo luchas obreras y muertos que no fueron registrados por historiadores

El autor de la “Historia General de Formosa” contó el caso de Viviano Portillo, el “primer mártir” fallecido en enfrentamientos obreros locales que figura en documentos oficiales; y aseveró que en 1930 hubo trabajadores desaparecidos



El doctor Marcos Raúl Molares, autor de la “Historia General de Formosa”.



El doctor Marcos Raúl Molares, autor de la “Historia General de Formosa” -de la cual ya publicó sus tres primeros tomos-, subrayó a Cronopio que hubo numerosos enfrentamientos entre movimientos de obreros y gobernantes de turno que no fueron registrados por otros historiadores, y marcó la necesidad de recordar esos sucesos, para comprender que en nuestra provincia hubo personas que “lucharon y murieron” por defender sus derechos.

Por ello, el escritor definió a esos trabajadores como “yaguaretés”, aclarando que se trata de una metáfora para referirse a personas que “defendieron los intereses de la clase obrera y desposeída, y que quisieron extender un lazo de solidaridad social”. No obstante, agregó que “la supuesta civilización de la ‘patria latifundista’ fue acabando con esos ‘yaguaretés’”.

En este sentido, el investigador detalló que el 27 de agosto de 1930, a raíz de un enfrentamiento armado ocurrido en el puerto local, que había sido tomado pacíficamente por trabajadores de la “Federación Obrera de Formosa” para demandar mejoras de sus condiciones de trabajo, el obrero Viviano Portillo resultó asesinado por sicarios de la parte patronal que intentaban desalojar a los obreros del lugar.

“Se trata del primer mártir registrado en documentos oficiales. Era estibador del puerto y dio su vida por defender sus derechos laborales. Por otro lado, algunos compañeros suyos pasaron a ser desaparecidos, porque sus cuerpos nunca fueron encontrados. La represión fue salvaje y se continuó la persecución de huelguistas en las ranchadas de las periferias de la ciudad”, explicó Molares a este Suplemento.

“La muerte instantánea de Viviano Portillo se produjo por hemorragia interna, a consecuencia de los disparos que impactaron en su cuerpo. El mártir tenía 37 años de edad. Era un trabajador paraguayo, afincado en Formosa. Asimismo, era soltero y vivía en una casa de la calle Deán Funes y Maipú. Su cuerpo quedo exánime en el playón del puerto. Por este hecho, el gremio declaró una huelga de 24 horas, que se cumplió al día siguiente”, especificó.

“La cantidad de víctimas fatales de esa jornada no se pudo conocer, porque las matanzas ocurrieron en descampados y preferentemente en horas nocturnas. Las desapariciones fueron denunciadas por la ‘Unión Sindical Argentina’, federación gremial que actuaba a nivel nacional amparando a los gremios del interior”, añadió.

“El líder gremial, Juan Bronzini, era perseguido por la patronal; y para salvar su vida, se tuvo que refugiar en Alberdi, con sus adeptos, para luego escapar a Buenos Aires, a través de Corrientes”, apuntó.

A continuación, el investigador contó que a partir de este “hecho bisagra que conmovió al pueblo trabajador de Formosa”, se intensificaron las acciones gremiales tendientes a formalizar la organización de los sindicatos locales. Esta lucha fue acompañada por la Federación Obrera Marítima, que colaboró con la salvación de obreros formoseños, ayudándolos a transportarse al Paraguay o a otras provincias del Litoral.

Sumado a esto, el abogado recordó que en la fecha del enfrentamiento estaba a cargo de la Gobernación del Territorio de Formosa Alfredo Vaghi, por ausencia temporaria de su titular, Racedo Escobar, y puntualizó: “Con el accionar militar amedrentador del ‘Regimiento de Gendarmería’ y los operativos de la Policía del Territorio, aunados a la falta de ingresos de los huelguistas por tantos días sin trabajo, se fue minando la fortaleza de la rebeldía obrera. Para el 18 de septiembre, con el derrocamiento del presidente Hipólito Yrigoyen ya consumado, en Formosa todo parecía volver a la normalidad, porque se fue reanudando el trabajo de los obreros del puerto, de las casas de comercio y de los establecimientos industriales”.

Para finalizar, Marcos Molares manifestó: “Por obra de la escalada represiva encarada por el gobierno militar del general José Félix Uriburu contra el movimiento obrero, la élite dominante de la ciudad pudo conservar sus privilegios y continuar por un tiempo más explotando a sus empleados. De todos modos, la advertencia obrera ya estaba lanzada, y en los años siguientes prosiguieron los enfrentamientos con la patronal, hasta el advenimiento del peronismo”.



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