El presidente del bloque de la UCR en el Concejo Deliberante, Juan Carlos Amarilla, sostuvo que la Ley de Lemas “no puede continuar en vigencia, más aún, nunca debió estarlo, porque si la excusa fue en su momento la oxigenación de los partidos políticos, debe notarse que desde su vigencia pudo mostrar crudamente sus defectos que en demasía exceden la poca o única virtud que podía eventualmente tener”.

En declaraciones a La Mañana, el legislador hizo notar que el próximo domingo, “cada cuarto oscuro, como hace 32 años, tendrá unas 79 boletas, pareciéndose más a una librería que a un recinto donde el ciudadano pueda optar libremente entre diferentes propuestas u ofertas electorales”.

“Quienes sostienen la conveniencia de la ley de lemas expresan que con ello se logra la participación de todo aquel que quiera ser candidato sin depender de las grandes estructuras partidarias, pero sin embargo hay en la actualidad un verdadero elemento distorsivo de la voluntad popular para acceder por ejemplo a una banca de Diputado Provincial que representa el coeficiente o cifra repartidora mínima (PISO), lo cual hecha por tierra el supuesto espíritu de la ley de Lemas”, advirtió.

Hizo notar que si el objetivo de ésta es lograr la mayor participación de los ciudadanos eliminando barreras que posibiliten la postulación de candidatos, señaló que “este se ve alterado y desdibujado por la aberración de una “pseuda doctrina legislativa” del coeficiente o cifra mínima para obtener un escaño legislativo, el cual evita y dificulta precisamente que los ciudadanos- candidatos, puedan participar en una contienda electoral con una expectativa razonable”.

“A lo dicho debo agregar, que para aplicar este criterio violan la propia ley 653/87 la cual debe aplicarse indistintamente tanto para la distribución de de cargos de convencionales constituyentes, diputados provinciales y concejales, pero todos sabemos que para la adjudicación de bancas de concejales aplican el sistema D`Hont”, añadió.

En tal sentido, recordó que si bien alguna vez los partidos políticos, tenían el monopolio de la designación de los candidatos para cargos públicos, como lo establece el Decreto Ley 1272/83, a partir de la vigencia de la ley 653/87, con la presentación de 20 firmas de los afiliados partidarios, pueden solicitar ante la justicia electoral el reconocimiento dentro de los partidos como sub-lemas con candidatos propios. “A partir de allí se desdibuja la competencia de los partidos en la designación de los candidatos”, apuntó.

También aludió al hecho de que la vida interna de los partidos pierde sentido, puesto que la ley de lemas en su Art. 2º, desconoce la autonomía partidaria al darle a la Justicia Electoral la potestad de decidir sobre las listas que deberá presentar en las elecciones los distintos partidos. “Esto último debo reconocer que con sucesivas resoluciones del Tribunal Electoral Permanente se le devolvió sus facultades a los partidos políticos como “instituciones fundamentales de la democracia” como reza el Art. 38 de la Constitución Nacional”, significó.

“Esta mal dada ley producía efectivamente hasta antes del fallo del Tribunal Electoral Permanente que la determinación de los candidatos electivos lo hagan los sub-lemas. Por lo tanto, eran los sub-lemas quienes ejercen la competencia electoral. Hoy esto sigue vigente pero la última palabra lo tiene el lema o partido político”, explicó.

Indicó que al existir la posibilidad de presentar más de una lista dentro de un lema, se multiplica la cantidad de candidatos, por lo que han existido casos en localidades pequeñas donde hay tantos candidatos como sub-lemas que gran parte de su población se encuentran en una lista de candidatos.

“La mayor desventaja que presenta en este aspecto es que atenta contra la racionalidad que supone una elección. Ser racional frente a un cuarto oscuro inundado de boletas, en la práctica es absolutamente imposible”, sostuvo.

Amarilla enumeró luego los efectos electorales:

• Los sub-lemas se convierten en los verdaderos competidores, sometiendo a sus partidos a una profunda crisis.
• Una concentración de la representación en las fracciones mayoritarias de los partidos.
• Conjunción de las internas de los partidos y las elecciones generales.
• Perdida del control sobre el destino real del voto.

La ley puede producir por lo tanto un ejecutivo de un partido y un legislativo de otro, o un legislativo con varios sub-lemas.

Más adelante, el legislador dijo que las últimas reformas practicadas a la ley de lemas como el de su derogación en la categoría de gobernador y vicegobernador y el de establecer que la cantidad de sublemas se otorga en función de la cantidad de afiliados, “colisiona claramente con la constitución nacional ya que consagra la desigualdad electoral y de antemano”.

Indicó que “un ejemplo de ello es que el justicialismo por su cantidad de afiliados puede participar con 56 sublemas y la oposición con 19”.

Advirtió que “la ley electoral de nuestra provincia subordina el sistema político al estado, de modo que le permita mayor maniobrabilidad de acomodar ese sistema político a las demandas de un estado que necesita de legitimación”.

El presidente de la bancada radical en el Concejo consideró que “sería largo de enumerar todos los inconvenientes que ha acarreado la ley de lemas por lo tanto deseo concluir la defensa de la necesidad de su pronta derogación, expresando que felizmente existe una clara conciencia en el país sobre los males que trae consigo y algunas provincias que las tenían la han derogado. Hoy solo la tienen Santa Cruz; Misiones para cargos municipales y Formosa”.

“Es mi deseo que en nuestra provincia busquemos los consensos que hagan falta para sancionar un nuevo régimen electoral que termine con tantas contradicciones y coloque a nuestra provincia entre aquellas que han innovado para mejorar nuestro sistema político. En este sentido me comprometo a presentar un proyecto de ley para crear un nuevo Régimen Electoral para nuestra provincia, una vez que asuma como Diputado Provincial el próximo 10 de diciembre”, adelantó Amarilla.