Termina un proyecto y encara otro. Luciano Cáceres es uno de los actores con más continuidad en cine, teatro y tevé. El papá de Amelia, de nueve años, y supuesto novio veraniego de Juana Viale es parte de El mundo de Mateo (Tevé Púbica y Flow), El hijo, en la pantalla grande, y se incorpora a Argentina, tierra de amor y venganza, por El Trece.

“En la peli me toca hacer una suerte de antagonista histórico del personaje de Joaquín Furriel. Soy una especie de espectador donde veo el deterioro de Joaco. Y en El mundo de Mateo hago de Ledesma, un comisario de pueblo, en una historia intrincada, donde se busca un responsable, un culpable, y se pone de manifiesto cuáles son los intereses de mi personaje. No sé si me adapto a las nuevas plataformas por necesidad. Yo desarrollo mi oficio en la plataforma que sea. En estos años que corren es obvio que hay que tener conciencia de que, por ahí, la gente no sigue un horario o un día determinado para consumir un programa. Y tener la posibilidad de verlo cuando querés, como querés y si querés consumirlo todo junto está buenísimo”, afirma.

–Yo no creo que vaya a desaparecer… Sí creo que hay que aggionarse, multiplicar la mirada. No por nada los canales tienen su parte en la web y te permiten que si no viste un programa lo puedas hacer al otro día. La posibilidad del aire todavía existe. También es verdad que el vivo tiene un mayor rendimiento porque las noticias corren rápido, y eso hace que tengan mayor visualización. Pero la gente quiere historias, libros, seguir ficción. Habrá que ver de qué manera y cómo va pasando. Cuando llegó el cine se pensaba que el teatro iba a desaparecer, y no sucedió. Cuando llegó la tele, se pensó que el cine y el teatro iban a desaparecer, y tampoco. Hay público para eso y habrá que pensar en formatos, historias para seguir atrayendo el interés de los espectadores. Por ejemplo, al cine nacional siempre hay que apoyarlo porque es una resistencia constante, sobre todo la primera semana. Es muy interesante porque es nuestra industria.

–Son historias que nos representan. Para mucha gente, el entretenimiento es de las primeras cosas que se acortan en el presupuesto. Salir a la calle, ver cómo aumentaron las cosas, pero es la que nos toca en este momento. Ojalá que los políticos, del lado que sea, logren sacar adelante este país. Pero siempre el artista argentino resiste, le pone onda. Con más o menos recursos nos expresamos, siempre hay una resistencia enorme en toda la movida cultural. No es por nada que nuestros contenidos en los festivales más grandes o más chicos del mundo siempre son bienvenidos. Es esperada la presencia argentina.

–Tengo una hija maravillosa (comparte la tenencia con su madre, Gloria Carrá). Es un gol, un planazo ser padre. Es una hija muy especial. Va a una escuela Waldorf, que tiene una formación más humanista, antroposófica, y está muy atenta a las causas nobles, a la ecología y el feminismo. Es una gran compañera, así que me la hace bastante fácil, no sé cómo será la crianza de otro chico. Es una pequeña de nueve años que observa el mundo desde su óptica, y muchas veces me hace repensar lo que tengo naturalizado y preestablecido, y eso está buenísimo. Hay que escucharla, saber qué le pasa, estar conectado, saber sus inquietudes y ponerse en su lugar de que hay cosas que ve por primera vez, que entiende o que intenta entender.

–No me cansó, nunca llegué a hacerlo. Por eso, que hablen lo que tengan que hablar. Mi vida privada es mi vida privada. Y cuando tenga ganas de comunicar algo lo voy a hacer. Me llevo muy bien con mi soltería y lo que eso implica: compartir mucho con mi hija y dedicarme al trabajo. No tengo pareja, soy solo. Muchas veces hubo rumores y fueron sólo eso.

–Si llego a estar en pareja, la primera persona que se va a enterar en la tierra es mi hija. Ella siempre la primera, para todo.